MARTA SÁNCHEZ GARCÍA-VILLALÓN: «UNA FOTO ES UN INSTANTE»

Lleva más de veinte años en el oficio y ahora se ha decidido a hacer una exposición antológica de su obra. Será para el otoño, cuando empiecen a remansarse las aguas de la pandemia. Marta Sánchez García-Villalón (@martasgvillalon) me cuenta que su pasión por la fotografía es innata y que antes de disparar ya tiene la foto en la mente. «Me entra una especie de cosquilleo en el cuerpo cuando la veo y esa sensación es el acicate que me impulsa a seguir. El fotógrafo es el que ve lo que los demás no ven».

«A mi padre le encantaba hacer fotos, pero como mero aficionado, pero mi tío Carlos Burbulla, que era alemán, tenía una tienda de fotografía aquí, en Los Remedios». Algo de vena artística sí que hay en su familia, porque el poeta y ganadero Fernando Villalón, ligado a la Generación del 27, con una vida apasionante y para quien su ideal era criar toros bravos con ojos verdes, era tío de su abuelo. «La foto – dice Marta- es captar un instante. El momento exacto. Ni antes ni después».

«El último ejemplo lo hemos tenido recientemente en la imagen de ese guardia civil rescatando en Ceuta a un bebé en la crisis migratoria con Marruecos. Era el momento exacto, la criatura fuera de peligro, el salvavidas, el agua salpicándoles, pero desgraciadamente en ningún sitio aparece el nombre del autor de esa instantánea de premio. Cada fotógrafo tiene una perspectiva diferente, un sello que lo define. A mí, además de hacer fotos de moda, me gusta el retrato, la disciplina más difícil del oficio, y la fotografía callejera: o sea, captar la expresividad de la persona, su estado de ánimo».

«En la exposición que estoy preparando irán retratos, pero también habrá alguna pincelada de imágenes de moda, que vayan en consonancia. El blanco y negro lo prefiero al color. En la historia de la fotografía hay imágenes imborrables. Mis mejores fotógrafos son Helmut Newton y Peter Lindbergh, sin olvidarme de Robert Capa, uno de los fundadores de la Agencia Magnum, y de su compañera Gerda Taro. Y la foto que más me impacta es esa en la que me pregunto, ¿pero cómo la ha hecho?»

Dice que hay gente que entiende de arte y que tiene una sensibilidad especial. «Esa sí reconoce el valor de una fotografía, aunque es un oficio que no está bien pagado. Cuando hacemos una foto sabemos que va a dejar huella, que ese instante será eterno. Eso es lo que al menos a mí me motiva a seguir». Me comenta que en estos momentos se está invirtiendo un poco más en campañas para Instagram. «Si no estás en las redes sociales, no existes, pero hay que ser constantes y que tus publicaciones reflejen tu estilo y personalidad».

«Pero si se quiere vender imagen hay que seguir una cadena de calidad, un equipo de profesionales que esté compuesto por un maquillador, un estilista, un peluquero y el fotógrafo dirigiendo. Todos los eslabones de esta cadena son importantes. Se está haciendo una inversión en imagen de marca. No es un gasto como muchas empresas creen. La imagen en la actualidad es vital y cada firma debe elegir el fotógrafo que considere más acertado para interpretar su producto. El fotógrafo con su correspondiente cadena de calidad».