Manolo Giraldo: «En Sevilla siempre hay que definirse y yo quiero trabajar en libertad»

Manolo Giraldo, uno de los modistas señeros de Andalucía, se ha retirado de las pasarelas, pero sigue dale que dale a la aguja y al dedal. Riguroso y academicista, desde su taller en la calle Rivero, 5, en pleno centro de Sevilla (626444552) presenta una colección de novias tan singular como es él. Tan perfeccionista como es este joven pero suficientemente preparado como para decir sin atisbos de jactancia: «Mi mejor traje de novia es el que está por llegar. Cada traje de novia es una responsabilidad y tiene que ser el mejor».

«Me he retirado de las pasarelas porque en Sevilla o eres del Betis o del Sevilla; de la Macarena o de la Esperanza de Triana. No hay una pasarela fija y seria y además siempre hay que definirse y yo quiero trabajar en libertad. Soy modista, no político y pertenezco al sector Servicios; es decir, estoy para servir a mi clienta, como dice mi maestro el sastre Ávila. Todo el mundo está tan endiosado que se olvida que está para eso, para atender a las clientas».

«Coso a medida trajes de novia, ceremonia, fiesta, calle y hasta algún que otro batón para cristianar que me han encargado. Antes de nada hablo con las novias más de lo que no quieren que de lo que quieren. Es el mejor camino para acertar. Es importante saber el lugar donde se van a casar. No es lo mismo una ermita con el suelo de césped o de albero, que una catedral. Suelen venir con seis meses de antelación y en función del diseño elegimos los dos el tejido: brocados, sedas…».

Entre artesano o artista se queda con el primer calificativo. «Creo que los artistas son demasiado bohemios y yo soy más trabajador, de los que dicen como Picasso que las musas me cojan trabajando. Claro que la formación es lo que más cuenta. Si no tienes una base sólida no puedes crear. Hay que saber la razón de un corte, aplomar una prenda, eso que ya no se lleva y que incluso la palabra está en desuso, pero que es una función vital para el diseño».

«Estudié patronaje en el Centro Imagen; la costura me la enseñó mi madre y la excelencia, Ávila. Es necesario entender el por qué de cada prenda. Es bonita porque se ha hecho de una determinada manera. Cualquier prenda de Karl Lagerfeld es maravillosa. Es un diseñador que me fascina, no sólo por su  maestría, sino por el tipo de mujer para la que cose. Una mujer sin complejos es la que viste  de Chanel, cómoda y con clase, porque al sentirse segura no necesita enseñar nada de su cuerpo. La mujer y la prenda elegantes resisten el paso del tiempo.

Coleccionista empedernido de prendas de otros diseñadores como corbatas de Armani o de Gianfranco Ferré y pañuelos de Tom Ford, asegura que no puede ponerse otra chaqueta que no sea de su maestro Ávila. «No todo el mundo puede diseñar. Hay una gran diferencia entre tener buen gusto o saber combinar prendas y crearlas. De todas formas, estoy convencido de que no hay prenda fea, hay consumidora equivocada».