EL MUNDO, EN UN BOLSO DE ROBERTO VERINO

por Clara Guzmán

Me gustan los bolsos, qué le vamos a hacer. Pero no todos los bolsos, qué le vamos a hacer. Me gustan los bolsos de buena factura, de esos que duran la eternidad suficiente para llenarlos de vida. De los que caben un mundo. Un mundo de calidad, no de cantidad. No es necesario que sea grande de tamaño, con que sea grande de espíritu me conformo. Hoy traigo a telademoda.com algunos de los diseños de Roberto Verino (www.robertoverino.com). De esos diseños que no tienen fecha de caducidad.

El bolso siempre ha sido el fiel escudero de la mujer. Luego también lo ha sido del hombre. Es verdad que este necesario accesorio ha tenido poderosas aliadas como Coco Chanel. La señorita de la Rue Cambon nos lo adaptó a los nuevos tiempos creando el modelo bandolera allá por los años veinte del siglo pasado. Un diseño acertadísimo para asistir a cócteles y que no te quedaras a dos velas por falta de manos. O sea, que también le debemos a Coco el pasearnos con soltura por los saraos y degustar canapés, que no sólo de la moda vive el hombre.

Luego leí a Alison Lurie, profesora de Lengua Inglesa de la Universidad de Cornell, novelista y estudiosa de la moda, que decía que el contenido de un bolso puede representar el contenido de la mente. Me quedé un tanto perpleja y eso que todavía no habían irrumpido con fuerza las nuevas tecnologías. A esas a las que no les podemos ocultar nada, porque nacieron sabiéndolo todo de cada uno de nosotros. Me gusta también que los bolsos, como otros complementos, hayan estado influenciados por distintos movimientos artísticos.

Sonia Delaunay y Jean Patou se inspiraron en el cubismo, encabezado por Braque y Picasso, y crearon formas muy atrevidas e insólitos estampados. Pero lo que más me gusta es que en España contemos con sitios donde se vive de la piel y se le da vida. Por ejemplo, Ubrique, en Cádiz, donde se realizan bolsos para las firmas más señeras no sólo españolas, sino extranjeras. Peor también Alicante es otro centro neurálgico de la piel. Es allí donde se materializan los diseños de los bolsos de Roberto Verino.

Durante el confinamiento se oyeron voces, muchas, que clamaban por consumir, en todos los órdenes, en Casa; es decir, en España. No sólo por conciencia, sino porque, en el caso de la piel, la profesionalidad es excepcional. Si será excepcional que numerosas marcas de lujo confían desde hace tiempo en ella. También se clamó y hay movimientos en marcha al respecto, por un consumo razonado y razonable, donde prime la calidad frente a la cantidad. Una cantidad que ha provocado el cierre de pequeñas y medianas firmas que apostaban por un producto hecho primorosamente.

Son tiempos de cambio, quizás de transición para una sociedad diferente. Aún estamos inmersos en la pandemia, pero con visos de solución, aunque no a tan corto plazo como hubiéramos querido. Como siempre, pero ahora mucho más, consumir con cabeza es invertir en buenas piezas, de esas que duran una eternidad en el armario y de esas que van cogiendo solera con el tiempo. Los bolsos son una de ellas. Cualquiera de los que he elegido de Roberto Verino cumple ese objetivo. Cualquiera de ellos va a seguir estando vivo de aquí a que pasen los años.

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