Chanel: Todo al 5

 

 

No sé si Coco Chanel era novelera «per se» o porque la vida la llevó por esos vericuetos, pero si no lo era lo parecía o al menos como tal ha quedado para la historia de la moda y de los modos. Además de una vida intensa, de esas que todo el mundo quiere tener, Gabrielle Chanel sabía darle su parafernalia a cualquiera de las muchas acciones estéticas (y de otra índole) que emprendía. En un telegrama enviado a Ernest Beaux, de la perfumería La Bocca de Cannes, le escribía: «Mi querido Beaux, la suerte está echada. Será el número 5». Sólo ellos entendieron el críptico mensaje.

 

El 5 de mayo de 1921 nacía Chanel número 5. Ernest Beaux, el perfumista cuya carrera se había iniciado en Rusia, fue el autor de este revolucionario perfume, en el que se incorporaba por primera vez como ingredientes de base una sustancia química: los aldehídos. Pero además supuso otro hito: ser el primer perfume lanzado por una diseñadora. Paul Poiret, que también le dio un vuelco al guardarropa femenino, lo intentó pero todo quedó en agua de borrajas.

 

El «pijama olfativo» con que se vestía Marilyn Monroe cuando se metía en la cama, en la mejor campaña publicitaria que podría hacerle a la Casa Chanel, es una composición abstracta, en la que ninguna nota dominante destaca entre los ingredientes que la componen. Entre ellos,  jazmín y rosa de mayo de Grasse, sándalo de Mysore y vetiver de Borbón. El éxito fue inmediato, aunque hubo quien le puso peros al envase. Su sobriedad recordaba más a un tubo de ensayo que al frasco propio de una esencia femenina. Coco iba con los tiempos.

 

El número 5 se convirtió  en un abrir y cerrar de ojos (y eso que entonces no había redes sociales virtuales) en la quintaesencia del refinamiento francés. En documentales y crónicas sobre la liberación de París, se hace referencia a las largas colas de soldados norteamericanos ante las puertas de la Maison Chanel de la rue Cambon. Todos querían llevar a sus madres, esposas o novias, el perfume por excelencia del Viejo Continente.

 

Tengo que reconocer que ahora que no nos oye nadie prefiero el Chanel número 19. Pero también he de confesar que del 5 me quedo con la crema y los polvos de cuerpo. Ahora que todo el mundo se prepara para festejar a la manera consumista las próximas fiestas navideñas, Chanel vuelve a poner en circulación su emblemático perfume. Ahora con un giro que su actual «nariz» Jacques Polge, define como una sinfonía olfativa en la que se mezclan notas de ylang ylang, jazmín de Grasse y rosa de mayo, potenciados por los aldehídos.

 

Para prolongar el aroma de esta esencia, he aquí tres nuevos productos que rizan el rizo de la sofisticación y la sensualidad: el jabón, la crema para el cuerpo y unos polvos libres para rematar ese ritual del baño cuando se quiere dar un  homenaje a los sentidos. Un ritual con un perfume de mujer con olor a mujer, como decía Coco Chanel. Claro que ya lo dejó por escrito Paul Valéry: «Una mujer que no se perfuma no tiene porvenir». Así que ya saben : Todo al 5.