Lidya Vázquez heredó la firma Chaloko (www.chaloko.com) de su madre, Lidya Fernández Díaz. Pero esta joven jerezana ya venía preparada para coger las riendas de una firma que pretendía recuperar una prenda que había caído en desuso, el chaleco. «Estudié Comunicación audiovisual en Ceade, Sevilla, pero cuando mi madre decide crear la marca en 2012, me propuse ayudarla y, por tanto, formarme. Ha sido durante el Covid cuando verdaderamente me he puesto al frente de Chaloko @chalokochalecos y ya estoy empezando a añadir más gamas de productos».
Dicen que de tal palo tan astilla y, si nos atenemos a las estadísticas, que es de donde salen los refranes, en este caso han dado en la diana. Lidya tiene en su madre, la creadora de «Lidya F.Díaz. Telas pintadas» (www.telaspintadas.com), un espejo en el que mirarse. Inquieta y ambiciosa, en el buen sentido de la palabra, se formó en Jerez, Madrid y Barcelona. En la Ciudad Condal hizo un máster en marketing y organización de eventos en la prestigiosa Escuela Felicidad Duce; estudió patronaje industrial en Jerez y luego en la afamada Goymar de Madrid. Previamente se dedicó a la edición de vídeos de boda y corporativos.
Lidya está curtida en los avatares de la vida y dispuesta a comerse el mundo con su firma Chaloko. «He empezado a añadir otras prendas como las guayaberas para caballeros y ya tengo el patrón para lanzar los pantalones anchos de mujer que acompañen a los chalecos. Pero todo poco a poco. Apostamos por un chaleco de calidad en el tejido y con un excelente patronaje. Los tejidos los compro en España, aunque suelen ser intermediarios y puedo adquirirlos procedentes de Francia e Italia. Son sedas, linos de seda, sedas bordadas, rasos, cheviot, ojo de perdiz, tejidos con mucha caída. Hay que tener en cuenta que van a ir debajo de una chaqueta».
«Vendemos online (www.chaloko.com) o en la tienda que comparto con mi madre en la calle Armas, 17, de Jerez. Hay variedad, unos veinte modelos distintos. Pueden elegir los que ya tenemos y ajustarlos a su talla, pero también, y a través del catálogo de tejidos que disponemos, elegir uno y hacerlo personalizado. También asesoramos el más idóneo a la figura de cada persona, si largo a la cadera o el clásico corto. Los chalecos los diseño yo. Me encanta poner los tejidos encima de la mesa y empezar a trabajarlos. La Naturaleza es una fuente de inspiración. Los pájaros, por ejemplo, tienen en sus plumajes una combinación de colores sorprendentes».
Dice que los chalecos son para hombre y mujer y que los novios pueden encontrar un chaleco exclusivo y fuera de lo común. «Muchos quieren romper con el clasicismo del chaqué con un chaleco divertido, juvenil. Lo pueden elegir con solapa, sin solapa, cruzado, con doble botonadura y del tejido que prefieran. Recuerdo a un chico que estaba invitado a una boda y vino a hacerse un chaleco. Lo quería impecable y al final iba con cargo de conciencia de pensar que iría mejor vestido que el novio. El tipo de cliente suele estar entre los cuarenta y los sesenta años, aunque últimamente me han llegado muchas chicas jóvenes. El chaleco es tendencia».
«Tenemos hasta la talla XL, pero se pueden hacer a medida encargándolo con 15/20 días de antelación. Nos pueden traer el tejido, pero por regla general lo ponemos nosotros. El patrón y el tejido es una pareja de hecho. El chaleco tiene que encajar de hombros, de sisa y de pecho, tanto en un hombre como en una mujer. Y los precios son asequibles, porque están comprando un producto de buena calidad para toda la vida». Lidya Vázquez cree necesario empezar desde abajo. Trabajó como vestidora en MB Fashion Week y en el almacén de Nekane, en Barcelona, y dice que para saber mandarlo, hay que saber hacerlo. «Si no, ¿qué clase de jefa soy yo?».