Siempre me ha gustado conocer los por qués, los cuándo y los dónde. Preguntas que me hacía antes, pero mucho antes, de ser periodista. O sea, lo debo llevar en el ADN. Así que me he puesto a investigar en esa biblia profana que es mister Google y hete aquí lo que he encontrado. Como todos sabemos, tras el nacimiento de Jesús, tres astrólogos procedentes de Oriente llegaron a Belén con una serie de presentes para el niño en señal de respeto: oro, incienso y mirra. Desde entonces se instauró la noble tradición del regalo. Sin embargo, algunos historiados dijeron que quieto parado, que hubo otros que lo hicieron primero. Al parecer, los antiguos romanos intercambiaban regalos el 21 de diciembre como parte de su celebración en honor de Saturno, dios del grano y la agricultura. Cómo sería la cosa que hay quien considera que esta celebración pudo evolucionar y convertirse en lo que hoy conocemos como Navidad. El caso es que a nadie le amarga un regalo y si es de Dockers la dulzura está garantizada. Personalmente no me importaría que todos mis presentes fueran de esta marca.
He visto las propuestas tanto masculinas como femeninas y es para hacer parada y fonda. Parada y fonda para recrearse en cada prenda o accesorio y para no descartar ninguna. Claro que como, a veces, eso es imposible, me pido todas las piezas de pana, así, en plan glotonería textil. Como dudo que me empachara, seguiría por los jerséis y por los pantalones. Porque no sólo hay que regalar, también autorregalarse es un acto de exaltación de la autoestima, aunque abusemos de los autos, ahora que quieren restringirlos por no sé qué de una agenda 2030, que, al parecer, nos va a poner más deberes que un dietario. He estado bicheando, que es un verbo que me gusta bastante porque compara al curioso con un bicho (¡qué ganas de meter cizaña!) y me quedo con la nueva chaqueta Varsity en negro, con mangas en piel y monograma en el pecho. Es un regalo tanto para hombre como para mujer, que viene a ser como la igualdad llevada realmente a la práctica. Nada de pinceladas políticas que no pintan nada. Luego están los jerséis de jugosa y cálida lana, las camisas de cuadros o lisas y esas faldas y camisas de pana que tengo fichadas. Dockers lo tiene todo a mano para regalar.