Chanel: Color moreno…

 

 

 

Coco Chanel, a la que le debemos tanto, como decían las folclóricas de su público allá por el año de gracia de no sé cuándo, le dio alas al bronceado. De la carita blanca cual pálido cirio se pasó a la saludable morenez, aunque luego la gente optó por achicharrarse  tomando el sol como posesa y, por tanto, jugarse la salud en ello y ser candida a enfermedades de la piel. El maquillaje de verano de Chanel es color moreno, como el color de la cara de los romeros… De los romeros de la Romería del Rocío, según cantaba Tomás Azpiazu

 

Es cierto que el moreno ha sido sinónimo de ser una persona saludable; de gente con el poder adquisitivo suficiente como para estar todo el año bronceada, ya fuera por esquiar en la nieve como por tostarse prudentemente en la playa o en alta mar, que queda mucho más fino. Los tiempos cambian y el sentido de los adjetivos ni te cuento. Ahora saludable es ponerse un sombrero y ocultarse del sol no sea que te castigue con sus malhechores rayos.

 

Hasta la firma H&M ha tenido que pedir perdón público (lo del perdón está últimamente a la orden del día, aunque a veces es una soberana tontería, porque al que expía sus culpas que le quiten lo bailao); el perdón de la firma sueca se debía a que la modelo que lucía su colección de baño de esta temporada  llevaba  un bronceado excesivo, políticamente incorrecto para los tiempos de abstención de sol que vivimos.

 

 

No obstante, un color moreno como Dios manda o comme il faut, que diría todo el mundo menos los franceses, alegra la vida, la cara y la presencia de ánimo. Peter Philips, director creativo del maquillaje de Chanel, así lo ha entendido y en la línea de este verano recuerda la perfecta alianza entre los tonos bronces y una piel morena estival. Y he aquí los polvos de efecto bronceado Harmonie poudre de Soleil.

Hay cinco tonos concentrados  en una misma caja, en degradé, salpicados de oro y compactados en siete finas bandas. De todas formas, este producto se presenta en dos intensidades, donde predominan el rosa o el melocotón. Los colores se mezclan y se funden sobre la piel para que el resultado sea lo más natural posible. No hay nada peor que esa sensación de haberse volcado los polvos en la cara, a su amor o a su caer.

 

La línea de maquillaje se completa con unas sombras en tonos naturales de las gamas del beis y el marrón intenso, iluminadas con un efecto brillante, sin olvidarse del lápiz de ojos y del lápiz Khôl, que agranda la mirada y le da magnetismo. Para los labios y las uñas, nada como el coral intenso, un color asociado al verano, estación que muchas mujeres esperan ansiosas para ponerse ultrafemeninas, y, por supuesto, morenas.