Me quedo con el 19

 

 

 

 

Nunca me gustó el Número 5 por mucho que  a Marilyn Monroe  le arropara por la noche, cuando se metía con su única compañía en el cine de las sábanas blancas, que es como el ingenio popular definió a la cama. Cuando conocí el 19 me dejé llevar por su delicado aroma. Era distinto pero cercano y llegó a ser tan familiar como el azahar en Sevilla cuando hueles en el ambiente que ha llegado la primavera.

 

 

  

Cuentan que un día, poco antes de morir, Coco Chanel le explicó a su amiga y confidente Carmen Tessier el por qué de que aquel perfume se llamara Nº 19. «Es el día en que nací, el 19 de agosto. Nací bajo el signo del león. Soy Leo, y, como los leones, saco las garras para evitar que me hagan daño. Pero, créame, sufro más sacándolas que cuando me las clavan a mí».

 

 

 

 

En 1970, en plena auge de la liberación de la mujer, aparece Chanel Nº 19,  fruto de la «nariz» de Henri Robert. No tardó en convertirse en el símbolo de la audacia, con el iris como protagonista de una fragancia, que acaba de  «renacer» con Jacques Polge, quien decidió ponerle el apellido de Poudré.  Su tonalidad verde es más suave y expande desde el primer contacto un intenso frescor, una sensación cítrica de nerolí de Grasse (flor de naranjo amargo) y mandarina.

 

 

Es verdad que tanto el anterior como el actual perfume son de una elegancia atemporal. Son imperecederos porque tienen la solidez de la Casa que los ha visto nacer y las notas adecuadas para convertirse en eternos. «Durante mucho tiempo – dice Jacques Polge– se usaron raíces de iris pulverizadas para empolvarse el cabello y la cara. Esto me animó a introducir otro género de notas empolvadas en la fórmula, y a usar la última generación de almizcles de que disponemos hoy en día».

 

 

 

Ahora, el Número 19 Poudré acaba de lanzar su línea de baño. El súmmum para las seguidoras de una fragancia que es como una caricia, tan necesaria en estos tiempos huraños. Es un oasis en la selva urbana, una tregua odorífera en la batalla diaria… Me quedo con esta frase: «El perfume es una dimensión interior de la femineidad y, sobre todo, expresa de una manera particular aquello que no se podría decir de otro modo». Amén.