Decir Chanel es decir lujo y exquisitez. Los años no han borrado esa imagen de producto elegido por los dioses para calar en el alma sensible de los humanos. El perfume número 5 es una de las bazas de esta Casa francesa, que no se resiste a perder el imán que tiene entre los consumidores. Por eso cada dos por tres lanza novedades, como el vaporizador y los jabones de ahora, por eso y para que no se esfume su estela.La Casa Chanel, a sabiendas de que sus perfumes son las niñas de sus ojos, además de la rentabilidad de la firma, no desaprovecha ninguna oportunidad para sacar al mercado alguna variante sobre la esencia por antonomasia de la marca. En esta ocasión ha sido un vaporizador – dicen los expertos que así el perfume permanece por más tiempo en la piel-, y tres coquetos jabones con la fragancia nacida en 1921.
Cuentan las crónicas que la señorita de la Rue Cambon, la enigmática Coco Chanel, quien llevaba a rajatabla la frase que un dia pronunciara De Gaulle: «El misterio es la esencia del prestigio», decidió abrirle la puerta a la fortuna. Y dicho y hecho. Contrató a la mejor «nariz» del momento, Ernest Beaux , para que creara un perfume que fuera eterno. «La suérte está echada. Será el número 5», escribió la creadora en un telegrama enviado al perfumista. Y el número 5 pasó a la historia como la quintaesencia del refinamiento francés. El regalo que los soldados norteamericanos le compraban a sus mujeres, madres o novias cuando volvían a su tierra tras la liberación de París. Un perfume que ha resistido todos los embates del marketing, las novedades incluso de la propia Casa, y la entrada de famosas en el sector, ansiosas de que sus admiradoras las eleven a la categoría de imprescindibles desde que amanece hasta que anochece. Un perfume que tuvo en Marilyn Monroe su más sofisticada divulgadora al confesar que al acostarse sólo se ponía en su piel unas gotas de esta esencia.
Pero, ¿se venden perfumes con la que está cayendo? Dicen los expertos y las estadísticas que en lo que menos escatima la gente en época de vacas flacas es en cosmética. Se disparan las ventas de las barras de labios, de las cremas faciales y corporales y de todo lo relacionado con la estética. Al mal tiempo, buena cara y mejores olores, que ya se reducirá el presupuesto en otros aspectos más prosaicos, porque la malhadada crisis no puede arrebatarle a nadie sus ganas de sentirse bien. Eso dicen los que entienden y los que no que se limiten a pasarse por las perfumerías del barrio a comprobar qué es lo que la gente va a regalar estas navidades. «Una mujer que no se perfuma no tiene porvenir», dijo el poeta Paul Valery y Coco Chanel lo adaptó a su causa olfativa, como si fuera un presagio del éxito de su nueva apuesta. El número 5 es ya una esencia eterna. ¡Choca esos cinco, Chanel!
4 comentarios
Wow! Even though I certain this stuff is out of my league. Its still very interesting.
Por mucha mercadotecnia, «marketin» o «marketing» (no vaya a ser que se enfaden algunos) que se le ponga a un producto, si éste no es de calidad, no perdurará en el mercado. El número 5 de Chanel es un buen perfume, a eso hay que añadirle la buena propaganda que siempre ha hecho esta casa, relacionándolo con el glamour de las artistas de cine (no solo Marilyn). Aspirar su olor en la piel de una mujer, sea o no francesa, es un recuerdo imborrable y en esto no puedo dejar de darle la razón a Paul Valéry, quien sabía de mujeres, al menos tanto como de versos.
Falta la g,necesaria y mas en éstos tiempos.La G es sinónimo de genio,gusto,guia,generacioines,ganancias,todo lo necesario para que una marca se eternice y sea rentable.Eso es el marketing,sin marketing,sea del tipo que sea,todo es perecedero.Un saludo
Hay cosas que no tienen precio, otras sí. Imaginen por ejemplo, que el dueño de la mejor joyería le haga la ola cada vez que le vean entrar por la puerta. Pero, seguramente, ningún personaje de la jet set ni siquiera les saludarían si coincidiesen en alguna cita social. El dinero, por sí solo, no es suficiente para entrar en determinados círculos. Estas personalidades gozan de algo menos tangible que una cartera saludable, pero en definitiva mucho más revelador. Uno de los ejemplos perfectos sería el perfume nº 5 de la Casa Chanel, la estrella galáctica de la firma francesa. Capaz de elevar al trono de la elegancia y el lujo a una florecilla vulgar. Sin querer echar por tierra uno de los grandes mitos, la verdad es que Marilyn Monroe habría pasado a la historia sólo por aquella chica que se dejaba elevar su vestido en la boca de aire del metro, que no podía recordar dos frases seguidas o que leía a James Joyce, en bañador. Pero Chanel hizo de ella su musa, no hace falta repetir esa fracesilla, recordada por la autora del blog. Las grandes marcas son muy listas, convierten sus productos en objetos de deseo, para aumentar su glamour. Bueno, también existe la numerología. Algunos podrían pensar que el número 5 es un objeto de culto, por sí mismo, un número mágico (el reciente éxito deportivo en nuestra liga), pero más allá de la coincidencia no resulta más que un slogan publicitario. Uno elegante, con mucha clase, pero sólo marketin.
Un saludo, desde Algeciras.
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