«MADRESELVA FLORES»: NATURALEZA PARA LA ETERNIDAD

por Clara Guzmán

Foto: © @madreselva_flores_prensadas

Ramos de novia, flores sueltas de Semana Santa: del Gran Poder, de la Macarena, de la Virgen de la Paz; violetas de Santa Ángela de la Cruz, la primera rosa regalada el Día de los Enamorados…Cualquier flor a la que se le tenga aprecio puede ser eterna una vez que haya pasado por las manos de Matilde Moya Fernández, en su taller de la calle Jesús del Gran Poder, 99, de Sevilla, «Madreselva flores» (www.madreselvaflores.com). Hemos quedado en El Salvador y viene con su galgo «Flaco». Viendo cómo lo acaricia, cómo lo mima no es difícil imaginársela en el rito de «salvar para la posteridad» ese regalo de la Naturaleza en forma de amapola, margarita, clavel, hortensia…»Todo lo que sé lo he aprendido de mi madre, Matilde Fernández, que ya está jubilada. Somos de Fuenteheridos, (Huelva) el Norte en el Sur y cuando era pequeña creía que toda Andalucía era así de fértil». Y te habla de las flores silvestres que son como las setas, crecen en función de la lluvia; de lo complicado que es coger poleo hoy, tan abundante en su infancia; de las nefastas consecuencias del cambio climático…

Foto: © @madreselva_flores_prensadas

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«Mi oficio es muy agradable. Me permite ser creativa. Llevo veintitrés años de autónoma y eso me hace libre y poderosa, siempre tienes que estar innovando y estar más activa profesionalmente. Yo sí me encuentro valorada. Hay un contacto permanente con el cliente durante todo el proceso, que es un ritual. Si es una rosa, la desmenuzo pétalo a pétalo. El tallo lo secciono a la mitad para tener apoyo. Todo se deposita en un papel secante, que se cambia semanalmente, durante cuatro semanas, con una prensa encima. Dependiendo de la temperatura ambiente, tarda más o menos en deshidratarse y el agua queda en el papel. Las margaritas, por ejemplo, son muy delicadas y tienen que ser frescas». Dice que la artesanía no puede ser barata. «Cuanto más personalizado esté el producto, más valor tiene, pero es muy satisfactorio que algo que has hecho con tus manos tenga también un valor económico».

Foto: ©A.Acedo

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Ese tiempo lento, reposado, en el que una flor efímera se convierte en eterna es también del cliente, que elige el color del fondo de la lámina, la forma, la medida, el tamaño y que una vez realizado el ritual puede tenerla en su poder entre una semana y quince días después. «Para principios de año abro una tienda «online», donde venderé piezas únicas hechas por mí: láminas para enmarcar y marcapáginas. Voy a seguir con mi taller, donde recibo con cita previa, según dicta el protocolo sanitario de la pandemia, y en las redes sociales, ese gran escaparate». Pero, también, Matilde Moya (@madreselva_flores_prensadas) va a continuar, como hace su madre y maestra, descubriendo plantas y haciendo pruebas para nuevos trabajos.»Soy mujer, artesana, autónoma y por tanto valiente. Hay que tomar decisiones de riesgo. Cada vez que entrego un encargo es como un examen, pero la gran mayoría de clientes se va encantada».

Foto: ©A.Acedo
Foto: © @madreselva_flores_prensadas