Me gustan los relojes porque parece que el tiempo, tan despiadado a veces, se amolda a mi muñeca y controlo su implacable poder. Lo controlo y lo embellezco. Hay relojes que tumban la osadía del paso de las horas y otros que el bullir del tiempo lo convierten en una relajante nana. Me gustan los relojes con personalidad, con criterio. Rebeldes con la rebeldía del tiempo. Me gustan, por ejemplo, los diseños de la línea que acaba de sacar Wempe, la Iron Walker.
Y me gustan por varias razones. Una de ellas la explica Kim-Eva Wempe: «Todo lo que sabemos sobre relojes de acero está plasmado en el diseño característico de la línea Iron Walker». Desde el lanzamiento de la marca Wempe Glashütte I/SA en el año 2006, esta es la tercera línea de relojes de esta empresa familiar con ciento cuarenta y dos años de historia. Pero otra razón de peso es que los diseños de mujer no desmerecen en la fuerza y en la impronta a los de los hombres. En este terreno, hay igualdad.
Hay firmas de peso específico en el mercado que dulcifican tanto la línea de relojes femenina que pierden enteros en una muñeca de mujer. Merman su belleza, al quererla remarcar, y merman también la seguridad y la personalidad del diseño, al dotarlos de una falsa pátina de elegancia. El reloj ya se distingue per se, no necesita de accesorios innecesarios para que los ojos se fijen en él y se prenden de su carácter y firmeza.
La nueva línea de relojes Iron Walker de Wempe (www2.wempe.com) cuenta con pulsera de acero fino integrada en los cuatro modelos de cronógrafo, reloj de buceo y dos relojes de vestir planos para caballero. Si incluimos las diversas variantes de diseño, hay disponibles dieciséis novedades con movimientos automáticos y de cuarzo. Las mujeres pueden escoger modelos con movimientos automáticos y de cuarzo y tres colores de esfera. El brazalete de acero fino también está integrado, para que el ajuste a la muñeca sea perfecto. Luego, el tiempo seguirá marcando nuestras vidas, pero con la belleza en punto.
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