Patricia Buffuna: Diseño a la cabeza

Fotos: Julio Vergne

Dice que empezó por azar esta licenciada en Historia del Arte y bailarina de clásico y contemporáneo. Ahí es nada. De los pies, fue derecha a la cabeza, que cubre con diseños que ya tienen su sello, tanto que la gente cuando los ve dice:  «Son de Patricia Buffuna»

En realidad se llama Patricia Fernández Buffuna, es de Sevilla, pero su madre es norteamericana con ascendencia italiana. Cuando terminó la carrera se fue a Londres donde estudió Diseño mientras trabajaba bailando. «Dentro de Diseño estaba la especialidad de sombrerería y me apunté. Mi regreso a casa coincidió con la boda de la Infanta Doña Cristina, donde su hermana la Infanta Doña Elena lució aquella descomunal pamela que marcó una época. Se puede decir que el regreso del «sombrerismo»  en España fue auspiciado por las bodas reales, fue el gran motor para que se pusiera de moda. Por aquel entonces empecé a hacer sombreros para tiendas de complementos, que también estaban en auge; o sea que ya  llevo nueve años en la profesión y por tanto me considero rotundamente sombrerera».

Patricia utiliza para sus piezas desde la rafia a la seda, pasando por el fieltro, el crin o la faya, aunque dice que mientras más te abras a otros materiales, mejor. Su gran obsesión y en lo que siempre hace hincapié es en el diseño. «Creo que en la actualidad falta diseño, aunque se esté creando una industria del sombrero y del tocado. El problema no radica en el intrusismo, pero de realizar con gusto un adorno para la cabeza a que eso sea tu oficio hay un trecho». Según Patricia, Francia e Inglaterra tienen tradición en la sombrerería, e incluso Australia. «Hay una industria muy fuerte que los respalda, cosa que no ocurre en España, donde además falta el apoyo de la Administración, a pesar de haber una gran creatividad. En Inglaterra es mucho más fácil acceder a esta profesión porque hay numerosas escuelas y pequeños talleres que fomentan la educación en moda y diseño, además de contar con muchas becas para la gente con inquietud. Todo lo que falta en España, donde los organismos públicos no se han dado cuenta del dinero que la moda les puede aportar».

Ante el fenómeno de los últimos años en que los sombreros se han convertido en complementos inherentes a una boda, cabría preguntarse si los chinos y sus productos a bajo coste son también competencia en este tipo de adorno. «No, en ese aspecto no hay que temerles porque es muy difícil hacer algo así producido en serie. Realizar una pieza buena artesanalmente es complicado, pero hay que reconocer que los tocados, las pamelas y los sombreros han acabado formando parte del armario de la mujer actual. Sevilla, Madrid y Jerez son ciudades en las que a la gente le gusta llevarlos muy grandes, que no pasen inadvertidos. Todo lo contrario que en el norte, donde son  más comedidos y todo lo encargan con medidas muy pequeñas, quizás porque están empezando a familiarizarse con los tocados».

La competencia

Para Patricia Buffuna, Philip Treacy es el rey de los sombreros, seguido de cerca por Stephen Jones. «Ellos son los punteros, pero aquí está Candela Cort. Cuando empezó no había sombrereros destacados en España. Yo la respeto mucho por ser pionera y abrir un camino muy personal. En Sevilla tenemos a Tolentino, que hace piezas muy personales y  a Cherubina, que, aunque mucho más comercial, me gusta bastante. Como se puede comprobar hay gente que se cree esta industria, sin embargo, lo importante es que no pase nunca de moda y que sigan ejerciendo su oficio con la misma ilusión que hasta ahora, porque la competencia es buena para el profesional».

Dice que la crisis no se ha notado tanto en el sector de las novias, donde no han dejado de solicitarle tocados. «Es un mundo aparte, ya que nadie escatima cuando se trata de una boda.Yo hago tocados para diseñadores como Antonio García o Ismael Gómez Figueroa, de «La aguja en el dedo». Los encargos se hacen con un mes de antelación para que no vayamos justos de tiempo, ya que mi clientela suele estar integrada por madrinas o madres de las novias. En mi taller somos tres, aunque nuestra idea es crecer un poco más. En estos momentos vendemos en tiendas de toda España y trabajamos con un muestrario y una carta de color. Personalmente me gusta experimentar con materiales nuevos, aunque me encanta trabajar con el sisal, que es un tipo de rafia. Conseguir un sombrero simple, original, favorecedor y bien hecho es la bomba. Si funciona, que es lo más difícil, muy bien, pero es que a mí me gustan los retos, es con lo que más disfruto. Lo que nunca haría sería vender  una pieza que no me gustara, porque al final tu estilo se define y cada vez  es más frecuente que la gente reconozca mis sombreros».

Patricia afirma que en los colores de sus diseños se guía por las tendencias y que todos son bonitos en función de cómo se combinen, aunque a ella le gusta degradarlos. Pero lo más curioso de esta mujer menuda y entusiasta es que jamás se ha cubierto la cabeza con un sombrero. La respuesta a esta paradoja la da sin titubear: «Soy muy tímida y tengo pudor».