«Manolos» al alcance de la mano

por Clara Guzmán
Telademoda

Foto tomada de vogue.es

 

Manolo Blahnik, (www.manoloblahnik.com) el zapatero que nos vuelve «locas» a las mujeres del uno al otro confín, acaba de lanzar su primera colección de bolsos y ahora no sé si nos vamos a volver cuerdas por tener unos «manolos» al alcance de la mano. Lo acabo de leer en  www.vogue.es, al César lo que es del César, que publicar en internet no exime de mencionar la fuente. Si Madonna dijo una vez que los zapatos de este artista de madre canaria y padre checo «son mejor que el sexo y duran más» y Paloma Picasso se siente «desnuda» si no los calza, ¿qué dirán ahora de estas joyitas en satén y crepé de China, con aplicaciones de Swarovski, en modelos tipo «clutch»?

 

 

Telademoda

Foto tomada de vogue.es

 

Es verdad que los bolsos y los zapatos han cobrado un gran protagonismo en los últimos años. Son los que llevan la batuta y los que marcan la personalidad de su portadora. Personalidad, estatus social e incluso manera de ser, a juicio de los psicólogos. Un bolso grande puede ser utilizado incluso como coraza protectora (alguna política de nuevo cuño parece escudarse en ellos) y uno pequeño puede llegar a ser una obra de arte en miniatura. De los que perduran en el tiempo y sobreviven a las modas en plural. Los «manolos» de mano, que son una prolongación de los zapatos, estarán entre ellos.

 

 

Telademoda

Foto tomada de vogue.es

 

 

Leo en vogue.es que los «manolos» de mano ya están disponibles en las tiendas Old Church Street de Londres, en 31 West 54th Street, en Manhattan (Nueva York); Liberty, Harrods y Brown Thomas. Según fuentes de la firma, también se venderán en los mercados de Italia, Suecia y Alemania, aunque todavía no se han especificado dónde. Su precio oscila entre los 1.725 y 1.925 dólares (1.558 y 1.739 euros aproximadamente). Estamos hablando de alta costura en un complemento joya, que puede pasar de madres a hijas y convertirse, con el tiempo (más de veinte años) en un objeto vintage. Pero, dentro de dos décadas, ¿seguirá vigente el vintage? No importa, lo bueno no tiene fecha de caducidad.

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