Lacroix diseña para Desigual

por Clara Guzmán

 

 

Hace unos años, cuando el francés de Arlés Christian Lacroix estaba en la cresta de la ola mediática, tuve la fortuna de entrevistarlo. Me cayó bien aquel tipo «aespañolado», valga el palabro, amante del sur y de los toros. Formado en el taller de Hermès, con quien trabajó de asistente, y de Patou, en 1987, abrió con treinta y seis años su propia casa de costura. Ahora me lo encuentro diseñando de nuevo para Desigual una colección cápsula, «Exceptionnel».

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Una colección de cien piezas por prenda, que se pone a la venta durante muy pocos días de cada mes y que se vende solamente a través de la página web (www.desigual.com/es_ES). Una edición limitada de prendas exclusivas que, con diferentes inspiraciones y el toque único del galo, acerca de una manera original los mundos de Desigual, la marca española radicada en Barcelona, y de Lacroix, el gran amante de los colores y de la alegría.

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Con su nueva cápsula, Christian Lacroix va a sorprender cada mes con un tipo de prenda distinta.. En este mes de marzo que concluye, Desigual presenta una exclusiva selección de vestidos entre los que se pueden encontrar vestidos largos, vestidos cortos con escote de pico y vestidos midi. Pero atentas, porque en el próximo mes de abril nos esperan vestidos largos; baño en mayo y camisetas y vestidos cortos en junio.

 

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El famoso diseñador francés describe la cápsula «Excepcionnel» como “una serie de prendas para vestir en cualquier momento, pero que cuentan con un matiz propio, optimista y cultural, sin que por ello tenga que resultar formal”.  No está mal la definición para un hombre al que le hubiera gustado vestir a María Callas, a Jacqueline Kennedy y a Lucía Bosé, tres mujeres que le impresionaron de niño.

 

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Según me contó en aquella ocasión, «el estilo y la elegancia no se compran. No son los modistas quienes se lo dan a una mujer, sino las cualidades de su corazón, la fuerza de su carácter, la forma de moverse y su actitud, moral y física». Claro que  tampoco se olvidó contarme que había oído decir a su familia que cuando sólo tenía cuatro años su abuelo le preguntó qué quería ser de mayor. El chiquillo contestó sin dilación: «Dior, quiero ser Christian Dior».

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