La sastrería según Tommy Hilfiger

La verdad es que en los últimos tiempos se habla bastante de sastres, de sastrería, cuando eran términos que, como su oficio, estaban un tanto arrinconados. Pero ya se sabe que las crisis suelen aflorar lo mejor de cada profesión, porque lo mejor suele ser lo que distingue, lo que diferencia. Porque con la moda, como con otras cosas de la vida, hay que pactar. Lo decía Emilie du Châtelet: «Las mujeres necias siguen la moda, las pretenciosas la exageran; pero las mujeres de buen gusto pactan con ella». Vamos, que esta señora no se andaba por las ramas, iba directa al grano a la hora de señalar.

 

Pues resulta que Tommy Hilfiger, aquel que un día dijo con toda sinceridad que es de Ralph Laurent del que a veces siento celos, ha ideado una colección femenina para el invierno 2013 inspirada en la sastrería tradicional británica. El estilo de Tommy Nutter, el sastre londinense que tenía como clientes a The Beatles o Mick Jagger, se conjuga con el prep collegiate, sin perder la esencia del diseñador de origen irlandés. Claro que en la colección se pasea sin tapujos toda una época muy fructífera en la moda. Desde Mary Quant, Twiggy a Marianne. Es la sastrería tradicional pasada por el tamiz Mod.

 

El armario collegiate va de la mano de detalles innovadores de la sastrería de toda la vida. Como una Chanel rediviva, Tommy Hilfiger acude al guardarropa masculino más clásico para reinterpretar tejidos como los cuadros Príncipe de Gales en los caracerísticos colores rojo, blanco y azul de la firma; la raya diplomática sobredimensionada o los rombos sobre un fondo de pata de gallo en blanco y negro, todo en una combinación de escalas. O sea, los tejidos de toda la vida para darle empaque a una prenda.

 

Las bufandas colegiales de siempre han servido para esos detalles que salpican las prendas de abrigo y crean un  impacto gráfico tanto en la parte delantera como en la espalda. La colección aporta a los clásicos toques sorprendentes como los diseños de punto con detalles en piel  que definen el nuevo twin-set  o un chaquetón deportivo pea coat realizado en peluche blanco. Los mocasines se convierten en botas altas y recuerdan a los clásicos calcetines altos hasta la rodilla. ¿A que son chulos?

 

Y como todo es un homenaje a la tradición, no podían faltar los kilts, que dictan el largo de las faldas.Todo ello coronado por sombreros fedora de cuadros y gorros de punto que contribuyen a reescribir la historia con un nuevo lenguaje de sastrería prep. Quizás esta mirada a una de las partes más culta de la moda, o sea, la sastrería a medida, sea una manera de acercar oficios, que en algunos sitios, desgraciadamente, se han extinguido, a una juventud acostumbrada al usar y tirar como única fórmula de vestir, incluso para las grandes ocasiones.

 

Y como Tommy Hilfiger siempre anda abriendo puertas a los que empiezan, ha vuelto a repetir con Albertus Swanepoel, el ganador del CFDA/Vogue Fashion Fund, con el que ya colaboró durante la edición de 2011 de la iniciativa “Americanos en París”, un showroom que cada temporada muestra en la Semana de la Moda de París a la prensa y a los compradores las propuestas de los nuevos talentos emergentes del diseño americano. Ahora lo ha reclutado para que deje su impronta en el diseño de los sombreros de la colección de mujer de Tommy Hilfiger Fall 2013.