JAVIER DE LA FUENTE, TRAS LOS PASOS DE BALENCIAGA

por Clara Guzmán
Foto: @javierdelafuenteonline

Otro nuevo descubrimiento en Instagram, el antequerano Javier de la Fuente (www.javierdelafuente.com) a quien se le nota a la legua que es un ferviente admirador de Balenciaga. Lo aprecié en los cortes de sus abrigos, en el volumen de sus prendas. Cuando hemos hablado por teléfono -largo y tendido- he descubierto el por qué. Este andaluz, que siempre quiso ser diseñador, con una madre sevillana de Écija muy estilosa que le daba alas, fue uno de los afortunados que, tras haber estudiado en el Centro Superior de Diseño y Moda de Madrid, adscrito a la Politécnica, cursó la cátedra Balenciaga.

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«Fue una idea del sociólogo y experto en moda Pedro Mansilla, que convenció a las dos oficialas de Balenciaga, ya jubiladas, las hermanas Carmen y Emilia Carriches para que nos enseñaran todas las técnica del taller. Eran los años ochenta del siglo pasado y en el Patronato del Centro estaba Induyco, o sea, El Corte Inglés; Loewe y los arquitectos de la Politécnica. Ahí aprecié todo lo hecho a mano y despertó mi amor a la costura. Balenciaga, aunque suene a manido, era el arquitecto de la moda. Indagaba en el volumen de las prendas a través de los cortes. Prendas que hay que ver en 360 grados».

Foto: @liven_ph

«Balenciaga rompió con la silueta e innovó en ella. A pesar de ser tildado de sobrio, ensalzó la feminidad. Sus cuellos al bies realzaban la nuca femenina, además de imprimir una gran seguridad a la portadora de sus prendas. La ropa no es sólo el artificio de la decoración, sino también la seguridad y el aplomo que necesitamos para ir por la vida. Cristóbal Balenciaga era la búsqueda de la excelencia, que es la filosofía japonesa, una cultura de la que estoy enamorado, además de llevar años estudiando su complejo idioma».

Foto: @javierdelafuenteonline

Después de trabajar en El Corte Inglés, con Roberto Verino y en el cine y la televisión como figurinista, a Javier de la Fuente (@javierdelafuenteonline) le llamaba la aguja y el dedal. Así que en el año 2000 abrió una tienda-taller en la calle Santa Teresa, 5, en el barrio de Justicia de Madrid. Allí, lo mismo que «online» (www.javierdelafuente.com) puede una salir equipada de arriba a abajo. Tiene una línea de ropa a medida, otra de «prêt-à-porter», otra de novias y otra de calzado. Todo es artesanal y hecho en España. «Yo soy un artesano diseñador. La creatividad es el motor. Si el ojo no lo ve, la mano no lo hace».

Foto: @javierdelafuenteonline

Javier de la Fuente está convencido de que lo bueno y bien hecho no se aprecia, que en España falta cultura del por qué de las cosas. Pero también que el intrusismo ha devaluado la profesión, como ha ocurrido en tantas otras. Le comento la famosa frase de Valentino, esa que dice que hoy la gente solo se viste bien para ir a una boda y es rápido en contestar. «Sí, hay un 80% que invierte en un prenda a medida para una boda, y un 90% para un evento. Sólo el 5% lo hace para su día a día. La moda lenta, el «slow fashion» que se ha puesto tan de moda, yo lo llevo haciendo desde que empecé en el oficio».

Foto: @javierdelafuenteonline

Entonces hablamos de la moda en pandemia, de que la aparición del virus nos ha trasladado al futuro. «Cuando trabajaba con Roberto Verino, la premisa era que la mujer trabajaba desde casa. Ya nos estábamos adelantando. Ahora teletrabaja y mi concepto es que, al estar video conectada, debe llevar una ropa confortable, pero estar preparada para cualquier imprevisto. Mis abrigos son la solución. Te los pones encima y bajas a comprar o te asomas a la pantalla del ordenador. Esta situación también nos hace plantearnos el tema de la ecología y del consumo exacerbado. Hay que consumir con cabeza y para eso tenemos que reeducarnos».

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