Los otros días se murió Carmen de Tommaso, fundadora de la firma Carven, que seguro que a usted le suena porque alguna vez ha comprado o le han regalado uno de sus perfumes, que en Sevilla los tiene Uclés, esa tienda de cosas exquisitas que está en la Plaza del Salvador. Pues esta señora, que fue señora principal en la moda, coetánea de Coco Chanel y de Elsa Schiaparelli, murió con 105 años, que ya es una edad para estar más que de vuelta de la vida. Y porque creo que hay que conocer los mimbres con los que se hacen los buenos cestos, le voy a dedicar hoy esta semblanza.
Carmen de Tommaso, nacida en Châtellerault, Francia, dicen que se dedicó a la moda por necesidad. La necesidad de vestir ropa de su talla. Medía menos de 1,55 metros, y claro, a ver quién encuentra prendas medio qué con esa talla sin que te las tengan que arreglar y perder toda su gracia, la mayoría de las veces. Dicen que disfrutaba haciendo colecciones para mujeres normales y no para las modelos al uso, a las que llamaba “jirafas del lujo”, una estrategia que la hizo popular entre las mujeres japonesas.
Aunque cuentan otras fuentes, el caso es no quedarnos secos, que fue su tía Josy la que la introdujo en el mundo de la moda y de la que tomó el final de su apellido, Boyri-Ven, para unirlo con el principio de su nombre, Car y formar el de su firma, Carven. Conocida como Madame Carven en los ambientes de la moda, funda en París su firma en 1945 y un año después saca al mercado su perfume Ma Griffe. En 1950 y junto con la modista Rose Lebigeot inventa el sujetador «balconet», (nada que ver con el «caloret») con escote bajo y las tiras separadas y se inscribió entre los modistas que querían democratizar la moda a través del prêt-à-porter.
Pero su estilo se caracterizó por ser dinámico, práctico y plagado de muchas prendas deportivas., pero también por introducir tejidos africanos y tahitianos en sus colecciones, que presentó en distintos países. Sus diseños eran muy limpios, cercanos al minimalismo de nuestros días; es decir, de líneas puras. Antes de retirarse en el año 1993 dejó una serie de hitos para la historia de la moda. A saber: En 1951 abre su primera tienda en Nueva York. Casi una década después la nombran comandante de la Legión de Honor. Y sigo.
Al inicio de la década de los setenta, abre tiendas en Tokyo y Hong Kong y se casa con el empresario suizo René Grog, que le debió aportar también estabilidad económica. Y en 1976 es designada para crear los uniformes de los atletas franceses de los Juegos Olímpicos de Montreal. Pero Madame Carven no hubiera alcanzado la gloria en las décadas de los cincuenta y los sesenta de no haber vestido a actrices y aristócratas, que son quienes luego se convierten en los referentes del resto de la humanidad.
Pero con su jubilación, a los 84 años, una edad más que respetable para retirarse a sus aposentos, se apagó su llama y quedó en el olvido de las nuevas generaciones, educadas en la filosofía del usar y tirar. Tras una serie de sucesivas compras del grupo, el diseñador Guillaume Henry se situó al frente de la dirección artística de Carven en 2009. Bastó solo una colección de Henry para que la firma pasase de 70 a 180 puntos. Pero, por esas cosas de las empresas, fue reemplazado este año por Alexis Martial y Adrien Caillaudaud. Lo importante es que la firma Carven perviva.
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Aprendo mucho con este blog. Siga así.
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