DIOR HOMENAJEA A ESPAÑA EN SEVILLA

Impecable. Así ha sido la colección crucero 2023 de Dior, presentada en la plaza de España de Sevilla. Impecable por trabajada hasta la extenuación. Un retrato de nuestra idiosincrasia, dibujado con los pinceles de una de las casas francesas de alta costura más señeras del mundo. Lo local y lo global haciendo camino al andar. Nuestros oficios más tradicionales en la base de una colección que ha sabido dar altura, sin caer en el siempre socorrido tópico, a unas prendas que enaltecen la artesanía patria y la ponen en el punto de mira del mundo. ¡Bravo!

Porque en la colección crucero 2023, ideada por la directora creativa de Dior María Grazia Chiuri, estaba Goya y su retrato de la duquesa de Alba envuelta en encajes negros; estaba Zurbarán y sus santas pintadas con aquellos trajes de costosas telas bordadas para hacerlas sublimes. Y estaba el color negro que impusiera en todas las cortes europeas Felipe II, cuando en la España del siglo XVI no se ponía el sol. Y el rojo pasión y el gualda que tanto nos define. Pero también estaba Cristóbal Balenciaga, nuestro modista más excelso, al que todos, ¡qué cosas!, creían galo. El creador vasco había bebido de las mismas fuentes antes de pasar a la historia.

Hay que estar orgullosos de que una italiana, la primera mujer que está al frente de la Casa Dior, haya homenajeado a España de una forma tan respetuosa y elegante. Decían las crónicas que Sevilla iba a ser su inspiración y lo ha sido, porque ha ido eligiendo entre el caudal de magníficos artesanos los mas idóneos para la colección. No, no ha habido lunares, sólo en la corbata que lucía esa noche Antonio Muñoz, nuestro pletórico, con fundamento, alcalde. Pero sí ha estado presente la esencia de esa Andalucía sobria en su vestir y en su estar. En sus chaquetillas toreras, en sus alamares, en la piel ciñendo encajes…

En sus capas, en su estilo ecuestre, en sus sensuales vestidos largos. En los sombreros de ala ancha de la empresa Fernández y Roche, una de nuestras firmas artesanas más internacionales; en la toquilla negra con flores de colores, de Ángeles Espinar, sevillana de Villamanrique de la Condesa. La única bordadora en posesión de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, recibida el año 2007, de manos del entonces Príncipe de Asturias. En los abanicos de la valenciana Paula Carbonell. En los bordados del ecijano Jesús Rosado que, como cuenta mi compañero Diego J. Geniz, poblaban una chaqueta Bar, prenda clásica de la Casa; un top y el bolso Lady Dior.

El bolso Saddle contó también con el esmerado trabajo de otro artista sevillano de la piel, Javier Menacho. Hasta quince talleres artesanos participaron en el desfile, un claro reconocimiento por parte de Chiari a oficios que en España no gozan de la protección de países como Francia e Italia. Oficios que ahora se imponen para desarmar la uniformidad de un mundo globalizado. La artesanía es el lujo del siglo XXI. Y ahí también se incluye el paisajismo, que tiene en Fran Cisneros uno de sus mejores exponentes. Los magníficos arreglos florales de la Plaza de España, cuidando y respetando el entorno monumental y el medio ambiente llevaban su firma.

«Mi equipo lo formaban cincuenta personas, entre ellas cinco herreros. Han venido de Portugal, de Gerona, de Madrid y la inmensa mayoría, sevillanos, como Mamen Melero, de Floristería Melero, grandes profesionales». «Se han utilizado -dice Mamen- 400.000 tallos exclusivamente de rosas y claveles en rojo, sólo para la Plaza de España, porque a mí también me encargaron las flores para adornar las habitaciones de los invitados del hotel Alfonso XIII. Luego he visto el desfile y me ha entrado taquicardia. Dior en mi ciudad. Mis sueños hechos realidad».

 El impacto económico directo del desfile de Dior en promoción y comunicación de Sevilla supera los 100 millones de euros, según palabras del alcalde. La ciudad ha sido un hervidero, bullía. Una alegría para los bolsillos tras los duros años pandémicos y una satisfacción no sólo para los empresarios y trabajadores del sector de la moda, a los que se les reconoce su importante papel en la economía, sino para los amantes de este fenómeno sociológico que refleja la sociedad de cada momento. Durante la Expo 92, y aunque sólo estuvo presente Paco Rabanne, dieciocho modistas franceses exhibieron sus propuestas en una ciudad en el foco del mundo. Aquello fue un hito. El 16 de junio de 2022, con Dior en Sevilla, ha sido otro.