Dime qué bolso llevas y te diré quién eres

 

 

 Hace unos años me había leído con entusiasmo un libro de Alison Lurie, una experta en moda cuando no había expertas en moda, en el que daba las pautas para conocer la personalidad de cada mujer en función del bolso que llevara bien en bandolera, a modo de cesta  de Caperucita o cogido con delicadeza entre los dedos. Y ahora resulta que dichas enseñanzas son aplicables a la mujer más poderosa de Europa, la canciller Ángela Merkel, una teutona con las ideas bien puestas.

 

 

La en apariencia sobria, cuadriculada, fría y analítica (como dicen los clichés que son los alemanes) Ángela Merkel, lleva meses dando el campanazo con un bolso XXL de color naranja y de la firma francesa Longchamp. El bolso le costó 290 euros, precio por el que han puesto el grito en el cielo sus compatriotas, que deben ser más conscientes que nosotros los españoles de que en tiempos de crisis, la austeridad es la tendencia. Claro que a nosotros 290 euros no nos parece tan desorbitado, teniendo en cuenta lo que gastan nuestros políticos en cualquier fruslería en nombre del bien común.

 

 

Naranja

Ante la exhibición  desde el mes de marzo de un complemento tan colorista (el naranja significa vitalidad), el periódico Bild Zeitung acudió presto a la consulta del psicólogo Anfred Gebert para comprobar si  a la canciller se le había pegado el chic galo tras los achuchones que le pegaba (ya no se deja) el amigo Sarkozy. La respuesta del profesional – según se recoge en el diario «El Mundo», al César lo que es del César,- no tiene desperdicio.

 

 

A saber: «Denota carácter de ganadora, corresponde a una mujer que efectúa grandes compras (inteligente deducción, profesor Gebert) y de psicología muy estructurada, que suele seguir un proceso muy determinado y ambicioso y que suele tener éxito. Se trata de alguien que consigue lo que quiere, comunicativo y alegre, dispuesto a ser rompedor y a sorprender. Posiblemente busque la atención de quienes le rodean con la intención de gustar».

 

 

Para conseguir lo que quiere no le hacía falta el bolso naranja de Longchamp, pero nos hemos quedado más tranquilos al comprobar que las damas de hierro también pueden ser alegres, comunicativas y quieren que las quieran. O sea, como toda hija de vecino.

 

 

  Alison Lurie, por su parte, había escrito que el contenido de un bolso puede representar el contenido de la mente. Hasta ahí no ha llegado la sesuda investigación del psicólogo alemán. La canciller Merkel no suele dejar abierto el bolso, porque quien evita la tentación evita el peligro con la que está cayendo. Lurie afirmaba que un cesto de paja con la parte superior abierta sugiere una personalidad extravertida y confiada: alguien que es emocional y sexualmente más accesible.  Pero estas son cuestiones tan íntimas que con sólo mentarlas la canciller Merkel se ruborizaría.