¡Desátame!

 

 

Resulta que Elsa Schiaparelli, esa diseñadora que está saliendo tanto a los medios por un motivo u otro, también anda vinculada, a su manera, a los lazos. Precisamente  empezó a ser conocida por un jersey negro «ilustrado» con este adorno en blanco, tejido bajo la apariencia de una mariposa. Era a principios del siglo XX y su tendencia surrealista no le impediría lucir muchos de estos detalles en la ropa que solía llevar para posar y pasar de esta manera a la posteridad.

 

 

Los lazos no han dejado de atar cabos en la moda. Yves Saint Laurent fue uno de sus grandes defensores. Sus magníficas lazadas han pervivido en sus diseños durante años, incluso una vez desaparecido el creador francés nacido en Argelia. Precisamente en la exposición que hasta el 8 de enero se celebra en la Fundación Mapfre, de Madrid, podemos observarlo como una especie de fetiche en su carrera.

 

 

 

 

Un lazo para el modista que tuvo en Catherine Deneuve a una de sus musas, era un aplique que feminizaba la prenda, porque le daba un toque sofisticado y vinculaba a la mujer con la ropa. Era como si firmara una alianza inquebrantable con el tejido que conformaba el diseño. Un lazo en Yves Saint Laurent podía tener connotaciones sensuales. Una lazada «a pecho cubierto» enaltecía el cuerpo y le imprimía dosis de misterio, en ese juego seductor del «tira y afloja».

 

 

 

 

Luego ha habido mucho lazo zapatero (¡vaya por Dios!) con un talante más o menos ingenuo, desmañado y cuasi pueril, pero del que muchas firmas han hecho bandera de su estilo. Un lazo zapatero incluso tierno, que hacía rememorar otra época de la vida de su poseedora; un regreso a la infancia que limara ese salto sin red al mundo sofisticado del adulto.

 

 

Dicen los expertos en cuestiones psicológicas, que un lazo simboliza un deseo de ligazón, de estrechar y reafirmar afectos. La verdad es que el motivo en sí se lo pone en bandeja a estos profesionales de ahondar en las actitudes humanas. No obstante, para otros oficiantes, un lazo está a la espera de que una mano experimentada cumpla ese deseo que le está pidiendo a gritos: ¡Desátame!  Les invito a que participen en ese juego con las distintas firmas que han optado por «rematar» sus creaciones con un lazo: Susana Pagés, Nuria Cobo, Beatriz de la Cámara para Puro Garbo, Carla Corcías y Rosa Cuervas.