He conocido a la firma sevillana @delaflor.jewelry (www.delaflor.shop) en Instagram, ese gran exhibidor de talentos globales, pero que si son patrios la alegría por el descubrimiento es doble. Sus pendientes son, literalmente, para perder el gusto, sobre todo a las apasionadas de este complemento, entre las que me verás al principio de la fila. Su creador es Enrique de la Flor, sevillano del Postigo, y tan apasionado de su oficio que está hablando conmigo y noto en sus ojos que ya está ideando en su magín una de esas piezas que luego venderá «online» aquí www.delaflorshop.
Dice que desde chico le gustó la creatividad, el modelaje, la pintura, la moda, que estudió, pero no acabó, como la mayoría de los artistas, Artes y Oficios, por lo que se considera autodidacta. Le gusta trabajar con las manos y ya lo tiene dicho el sociólogo Richard Sennett: «hacer tareas con las manos es pensar». «Empecé con veinticuatro años haciendo pendientes. Le propuse mis creaciones a unos diseñadores sevillanos y me estrené en la pasarela Cibeles. Entonces bauticé a mi firma como Enrique de la Flor y eran complementos para moda flamenca».
Hace tres años, la mezcló con su otra marca «Vaya pintas» y el resultado fue Delaflor, que no sólo crea sus colecciones, sino que también las realiza para firmas italianas y japonesas. «Recuerdo que los italianos vieron unos pendientes muy originales que había realizado con los hilos de seda de los mantones. Me localizaron y nos pusimos a trabajar». Es público y notorio que sus pendientes irradian vida por esa combinación de colores que no sigue ninguna tendencia, sino el gusto innato de Enrique por conjugarlos.
«Me gusta investigar las formas, hasta tal punto que a veces me han preguntado si soy arquitecto». «Garden», la última colección, que hoy traemos a telademoda.com, está inspirada en la naturaleza y realizada en metacrilato y resina. «Sólo saco dos colecciones al año, pero muy extensas. «Garden» está compuesta por dieciocho pendientes. Todos los diseños los dibujo a mano alzada, luego los guardo, los dejo reposar unos dos días y después los selecciono. Todo está hecho aquí, en España, y de forma artesanal».
«Mi clienta es una mujer con personalidad, que se sabe vestir bien, tanto para ir arreglada, como para trabajar. Su edad va desde los treinta y cinco años en adelante. Es verdad que hago pendientes porque lo pide el mercado, pero un complemento tiene el poder de cargarse un «look» o de realzarlo. Cada vez que me pongo a diseñar ya estoy pensando en el tipo de mujer que va a llevar esa pieza. Además de vender en Andalucía, tengo puntos de venta en La Rioja, en Vigo, en Santiago de Compostela, en Bilbao y en Cáceres».
Enrique de la Flor no sólo es autodidacta, sino un auténtico Juan Palomo. Me cuenta que para el reportaje fotográfico de sus colecciones se encarga del «casting», de la direccion de arte, del estilismo y si hay que peinar a las modelos, no lo duda. «Todas mis colecciones las vendo «online», pero en esta plataforma lo principal es el producto y sobre todo saber moverlo. No sólo es colgarlo. Las redes sociales son un escaparate, pero es muy importante cómo cuentas tu trabajo, hacer que el producto sea cercano y sobre todo deseado».