De pequeño, Christian Lacroix (christian-lacroix.com) quería ser Dior. Se lo dijo a su abuelo cuando sólo tenía cuatro años y me lo confesó en una entrevista que le realicé en Sevilla en 1991, cuando servidora era una bisoña periodista. Como en aquella época no éramos tan tiquismiquis y tampoco había redes sociales, donde la gente suele coger pataletas y te bloquea si no piensas como ella, hablamos de su pasión por los toros. Una pasión que se tradujo en crear prendas inspiradas en los trajes de torear. Ahora también le apasiona el «collage» digital, que se traduce en los estampados que vemos en la colección que ha realizado para Desigual (www.desigual.com), la compañía de moda internacional nacida en Barcelona en 1984, con la que colabora desde el año 2011 poniendo su impronta y su buen hacer.
Licenciado en Lenguas Clásicas e Historia del Arte, Lacroix sabe latín y griego, además de tener oficio en el mundo de la moda, como es palpable en cada una de las colaboraciones con Desigual. Para este otoño-invierno vuelven sus ya emblemáticos estampados llenos de vida y distinción, que dan caché a la firma catalana, además de convertirse en superventas. En esta ocasión, propone, a través de sus evocadores estampados, un viaje imaginario a paisajes abstractos. En los vestidos, las grandes estrellas de la colección, se yuxtaponen el «collage» digital, las distorsiones fractales y los «zoom» imposibles con los juegos de escalas micro-macro. Suena un poco confuso, pero sólo hay que mirar las imágenes que traemos a telademoda para percatarse de su elegante originalidad.
“Mi objetivo con estos diseños es crear un mundo que sea especial y diferente… Un lugar al que evadirnos constantemente en un viaje imaginario a través del tiempo y del espacio. Si existe el cielo, lo imagino como una máquina que permitiera trascender esos límites”, dice Lacroix. El diseñador se confiesa adepto a la creación de estampados con la técnica del «collage» digital. “Cuando cae en mis manos un diseño, me encanta distorsionarlo hasta convertirlo en algo abstracto y repleto de detalles, algo de lo que podemos percibir cada átomo, como si hiciéramos «zoom» sobre un mineral o sobre las alas de una mariposa. Como si entrásemos en el píxel más diminuto y se convirtiera en sí mismo en otro universo”. Y asegura: “Me fascina todo lo digital: si hoy tuviera 20 años, me dedicaría a crear videojuegos”.
La campaña lleva la firma de Txema Yeste, la interpreta la modelo polaca Julia Banas y en ella se recrea «un horizonte entre lunar y terrestre, una luz entre atardecer y amanecer, que nos traslada a ese entorno estilizado que imagina Monsieur Christian Lacroix, donde los estampados se expresan de forma arrolladora», según la nota de prensa facilitada por la agencia de comunicación de moda Finally Press. En la colección, los estampados se agrupan en dos gamas bien diferenciadas. La primera, sobre fondo negro, juega con colores flúor -rosas y verdes- y notas azules, rojas y ámbar. Los motivos mezclan flores y sus siluetas con texturas de minerales y manchas de tinta.
La segunda, con una paleta en tonos tierra y acentos ácidos, nace de los libros ilustrados y de las colecciones de fotos y postales que atesora el propio Lacroix. “Crear estos motivos -explica- es una labor muy de niño, porque son literalmente instantáneas antiguas en blanco y negro que he repintado con colores sulfurosos”. En los estampados, se mezclan paisajes, tapices y hasta animales fantásticos. Quiero situarlos en un punto entre lo extraordinario y lo convencional, entre lo fantástico y lo real, en una parte del mundo que limite con dos universos en contraste», añade. Y para finalizar asegura: «Quiero llevarlos a un lugar del que yo esté enamorado, para que luego viajen a él las personas que usen estas prendas. De ahí nace algo que comparto con Desigual: esa voluntad de ir más allá en términos de color, de estampados y de diseño”.