Carmen Corpas es pasión cuando habla de su colección «Hilo invisible», veinte trajes de flamenca que acaba de presentar en Simof. Junto con su madre Carmen Latorre, que da nombre a la firma, forma un tándem perfecto que ha decidido ir de frente y no mirar atrás. A todos esos estragos que la pandemia causó en el sector, uno de los más perjudicados de la moda. Su colección está basada en un estudio pormenorizado de las técnicas que empleaba Cristóbal Balenciaga en los volúmenes y los drapeados. «El Covid ha propiciado la vuelta a la esencia del traje de flamenca, ha habido tiempo de reflexionar y de, entre otras cuestiones, valorar la artesanía, lo hecho a mano».
La firma Carmen Latorre tenía más de cien encargos cuando estalló la pandemia. Treinta y cinco años dedicada al sector, con una tienda-taller en la calle Antonio Machado, 39, de Mairena del Alcor que abastece a toda Andalucía y de pronto llega el parón. Una situación angustiosa de la que -la experiencia es un grado-, han sabido salir airosas. «Somos muy luchadoras. Mi madre es un ejemplo. Empezó con un taller de ropa de vestir en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) y es tan perfeccionista que no pasa por alto una mala puntada. Ella es la encargada del control de calidad del taller y yo del diseño, porque me formé en esta especialidad y en patronaje».
«Mi madre siempre me decía que el dibujo está muy bien, pero luego hay que hacerlo y un diseño no se plasma si no sabes coser. Las colecciones de Carmen Latorre siempre han tenido un referente, una inspiración. Recuerdo la que hice basándome en la pintura de Klimt y este año le ha tocado a Balenciaga. Me leí dos libros del maestro de Guetaria. Lo hacía todo, seguía todos los pasos, el patrón, la glasilla… y trabajaba con la tela en el cuerpo de la modelo. Estudié mucho el volumen de la tela aplicado al traje de flamenca, a la falda con enaguas de lunares. La colección empezó a fluir y la he disfrutado mucho. He utilizado sus colores: rojo, azul, negro y verde, sin olvidarme de nuestro clásico de mezclar lunares, flores y partes lisas, con apliques artesanales de flores hechas a mano».
«En mi caso he trabajado la tela en el maniquí y he investigado con drapeados y volantes tipo globo más pequeños. También he empleado las puntadas sastre, a la vista. Por ejemplo, en un traje amarillo, las puntadas van en marrón». Dice que el traje de flamenca es una forma de sentir. «Después de tantos años tratando con el público, aunque también vendemos online (www.carmenlatorre.es), te das cuenta que tiene un componente anímico. Cuando te lo pones, te levanta el ánimo, te entran ganas de divertirte, te da un subidón. Después de estos años de penuria, la gente quiere un vestido especial, pero sobre todo calidad frente a cantidad. Han ahorrado y quieren invertir en un buen traje. Nuestras clientas vienen con confianza, porque saben que es una apuesta segura y para nosotras es una gran satisfacción, pero también una gran responsabilidad».
Para Carmen, las pasarelas hacen una gran labor didáctica. «Enseñan a que la gente aprenda a valorar la calidad de una prenda. Pero también los medios de comunicación y las redes sociales. Vienen a la tienda con cuarenta mil fotos y aprenden a marchas forzadas, pero aprenden. Es verdad que muchas llegan escarmentadas de la modista de turno, porque no ha sabido hacerle el traje que querían. Y entonces recurren a los profesionales, sobre todo a los que contamos con el taller en la misma tienda, porque es un valor añadido a las prendas». Eso lo sabe perfectamente Carmen, que llegó desde Barcelona a Mairena del Alcor con cinco años. «Me recuerdo de pequeña quitando hilvanes y poniendo etiquetas en el taller de confección que abrieron mis padres, Recamar».
Está convencida de que cada diseñador tiene que tener su impronta y que detrás de cada colección hay un trabajo, un estudio, una documentación. «Hacer traje por traje. Eso es lo que emociona y ahí radica la distinción entre unos y otros. Lo mismo que hay buenas modistas, hay también buenos diseñadores». Le gustaría vestir a la reina doña Letizia con un traje de flamenca en azul noche y a la princesa de Asturias, de rojo o de coral. De la amarga experiencia por la que ha atravesado el sector en este tiempo de sequía, no se olvida de la animosidad que demostraba Pedro González, presidente de la Asociación Qlamenco. «Hemos hecho desfiles, fotos para editoriales de moda. Era una manera de sacarnos del aturdimiento que nos supuso el parón laboral y económico. Ahora ya ha vuelto la ilusión y la gente viene entusiasmada a hacerse un Carmen Latorre».
7 comentarios
Buenas tardes, Rosana.Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, la moda es una vocación con mucho amor al arte. La filosofía de vida y trabajo de Carmen Latorre. Saludos desde Sevilla.
Acabo de entrar en el blog y me he quedado flipando. Me encanta la colección, sobre todo ese elegante conjunto de pantalón negro y una camisa blanca que es impresionante. No conocía la firma, pero ya me he metido en la web y la he fichado.
Buenas tardes, Marieta. Muchas gracias por leer mi blog telademoda. Carmen Latorre es una firma de solera, como sus flamencas, así que no me extraña que le haya encantado la colección. Saludos desde Sevilla.
Marieta, muchas gracias por tu comentario, en efecto, nuestra colección Hilo invisible, al igual que todas nuestras colecciones, están hechas con mucho mimo y sabiendo lo que tenemos entre manos, costura bien hecha. Un abrazo
Enhorabuena a la creadora. Inspirarse en Balenciaga es amar la moda. Me quedo con el vestido del cuello rojo, una figura propia del maestro de Guetaria.
Buenas tardes, Lucía. Muchas gracias por leer telademoda y por su comentario. Estoy con usted. Inspirarse en Balenciaga es amar la moda y me consta que la firma Carmen Latorre la ama intensamente. Saludos desde Sevilla.
Lucia, me has emocionado!! Es verdad, amamos enormemente la moda y la costura, si hemos conseguido que esto se refleje en nuestra colección, es un gran avance para nosotras. Mil gracias por tu comentario.
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