Amparo Garrido es decoradora e interiorista, tiene una tienda en Monte Carmelo, 35, y se mueve por las redes como pez en el agua. La podéis encontrar en Instagram @amparogarridodecorac y en Facebook (www.facebook.com/AmparoGarridoDecoracion) y está convencida de que su profesión es una manera maravillosa de ganarse la vida, ayudando a dar forma a las casas de sus clientes. «Con la decoración expresas muchas cosas que con otro tipo de trabajo no podrías hacer. Poco a poco te vas adentrando en un mundo que, aunque a veces es complicado, tiene una cara muy gratificante». Amparo es rotunda al reconocer que es enemiga de las tendencias.
«Las redes sociales han venido a facilitar la divulgación de nuestro trabajo, pero no a que seamos más creativos. Existe una saturación de ideas que termina por despistar al cliente final. Muy pocos tienen casas como las que aparecen en las redes o en las revistas y son muchos los que quieren un resultado parecido. Nuestra generación no tenía redes, pero la pila de revistas nacionales e internacionales que llegaban a nuestras manos era incalculable, y con una capacidad inspiradora y de formación mayor que todo lo que circula por las redes. Son un tesoro que guardo como una reliquia».
Pero Amparo no es ajena al lado beneficioso de las nuevas tecnologías. «Es cierto que cada vez se acerca más gente a solicitar nuestros servicios por la capacidad que tienen las redes de divulgación de este arte y por tanto hay que navegar a favor del viento. Actualmente las redes facilitan muchas cosas y gracias a ellas puedes ampliar tu marco de acción en todos los sentidos. Soy enemiga de las tendencias, aunque pienso que hoy en día no existen ni tendencias ni estilos dignos para la historia del arte de la decoración. El arte consiste en la improvisación, no en la tendencia».
«Si tuviera que definir una tendencia de valor actual sería un eclecticismo, donde el arte de interpretar textiles, muebles y objetos seguirían un hilo conductor a través de una mano maestra». Le pregunto por la repercusión de la pandemia en su sector y es rápida al contestar: «Es notorio que nos ha acercado a las casas de los vecinos, de los amigos, de los familiares, y todos hemos querido estar a la altura de presentarlas bien equipadas. Al pasar también más tiempo en ellas, hemos caído en su dejadez y en la falta de interés en estas cuestiones. En Sevilla, el botellín en la calle ha hecho mucho daño, jajajaja. Ahora hemos abierto los ojos y miramos a nuestras casas de otra manera».
Para Amparo Garrido, los tres errores en la decoración son: seguir una tendencia, adquirir por impulso objetos y muebles y no invertir en un profesional. Mientras que los aciertos serían: buscar en el proyecto la luz natural y artificial, invertir en piezas especiales, únicas, como muebles, objetos, arte, y por último las proporciones, que serían el hilo conductor. No obstante, confiesa divertida que tanto en errores como en aciertos tendría mucha más tela que cortar. Hablar con Amparo sobre su pasión daría para escribir una tesis doctoral auténtica, pero me ha parecido interesante su observación sobre las edades más comprometidas con la decoración.
«Muchos de nuestros clientes particulares se encuentran en una horquilla que va desde los 30 a los 60 años. Los que empiezan a tener interés por su primera vivienda; es decir, los de veintitantos, vienen muy ilusionados y lógicamente van poco a poco, pero me apasiona ayudarlos. A cada edad les interesa una cosa, aunque también vienen muchos que en su momento no supieron ver la decoración, alrededor de los 50 años, y ahora se ponen en nuestras manos. Sin duda, la edad más comprometida con la decoración es la que va de los 30 a los 40. Y luego está nuestra clientela fija, con la que ya hemos entablado una amistad. Son parte de nuestras vidas y así me gusta que sea».
Amparo Garrido dice que en la decoración no pueden faltar el arte, la escultura, la pintura, la fotografía. «Siempre observo a los artistas contemporáneos e intento seguirlos. Actualmente lo hago con varios sevillanos a los que tengo en mi espacio, como a los pintores María Bejarano, Pedro Simón, Javier Granados o May Amián, pero también a los fotógrafos Inmaculada Puchal, José Antonio Zamora y Nicolás de Haro«. Además de decorar casas particulares, Amparo Garrido trabaja con hoteles, «el que más nos identifica es Casa Shelly, (www.casashelly.com) en Vejer»; casas en el campo para estancias temporales, restaurantes y viviendas pilotos como las del Grupo Insur (www.grupoinsur.com).