Es la última fragancia de Chanel (www.chanel.com), dentro de su colección «Les Exclusifs». Salió a la luz en el malhadado 2020 y su autor es una vez más Olivier Polge. «Le Lion de Chanel» es un auténtico homenaje a la artífice de la casa de lujo francesa por antonomasia. La señorita de la Rue Cambon era nativa del signo Leo y había hecho del león su tótem, su protector, su talismán. «Como buena Leo, detesto rebajarme, doblegarme, humillarme», le confesó a Paul Morand en su libro «El aire de Chanel». El perfume es poderoso y sensual y habría que añadir orgulloso y apasionado, como lo fue Mademoiselle Chanel.
«Le Lion de Chanel» es un perfume cálido, majestuoso y refinado. En su corazón, el Cistus labdanum, una resina vibrante con notas animales, que contrasta con la suavidad de la vainilla y la bergamota, porque es sabido que no es tan fiero el león como lo pintan. Coco Chanel coleccionaba figuras con la efigie del rey de la selva y lo convirtió en motivo recurrente de sus creaciones, decorando con su contorno los botones de sus trajes, los cierres de sus bolsos y de sus joyas. Además, era una entusiasta de Venecia, cuyo símbolo es el león, que se alza en la plaza de San Marcos.
No sé si sabéis que la españolas, junto con las francesas, somos las mujeres que más nos perfumamos. Según los psicólogos, el uso de fragancias aumenta la autoestima y favorece las relaciones sociales, que continuarán cuando cerremos este paréntesis pandémico. Además, está demostrado que un aroma puede cambiar el estado de ánimo y provocar bienestar. Es cierto que las fragancias de Chanel tienen todas un distintivo y una aureola de poderío y sofisticación. Este año, por ejemplo, se cumple el centenario del lanzamiento del más emblemático de todos: Chanel nº5, creado por Ernest Beaux. Ahora «Le lion de Chanel» viene rugiendo fuerte.