DESIGUAL, UNA JUNGLA URBANA SOSTENIBLE

por Clara Guzmán

Desigual (www.desigual.com) es la marca que tiene como estandarte que la vida es chula, incluso ahora, si acatamos todas las medidas impuestas para vencer al coronavirus. Haciendo un ejercicio de responsabilidad, además de cerrar sus establecimientos, separa, por primera vez en su historia, a los personajes de su icónico logo «Los humanos», bajo el «hashtag» #yomequedoencasa, como muestra de solidaridad con los verdaderos humanos. Pero, también, ha lanzado una colección sostenible, que a mí sí que me parece tela de chula, de paisajes tropicales, tonos tierra y pinceladas vintage. Y para rematar, con el tejido Tencel Lyocell, que es la pera limonera.

Se puede decir que la colección, donde destacan mis admirados vestidos camiseros, es un canto al estilo natural, tanto en colores, como en funcionalidad, feminidad y tejidos. La colección está integrada por un pantalón cargo, una sahariana, un «short», una bermuda y la estrella, el vestido midi, de estilo vintage, con cinturón de carey, y un tacto suave. Una propuesta de primavera con estampado de paisaje exótico y muy urbano. De todo poner; o sea, que va a ser tan cómodo que no te lo vas a quitar.

Es una colección cápsula (pequeña) de camuflaje- floral que tiene su activo en el tejido Tencel Lyocell, de tacto suave, confortable y con una excelente caída. Sus fibras «eco-friendly» transpiran y se adecuan a la piel. Se trata de una fibra ambientalmente sostenible, que se hace a partir de la celulosa o pulpa de madera y resulta ser muy versátil, con un toque elástico que absorbe más la humedad que el algodón y que es bastante flexible. La diseñadora de Desigual, Claudia Ramírez, ha querido hacer una serie de diseños todoterreno para todos los momentos y para todas las mujeres.

Una cápsula con un vestido que representa la naturaleza del estilo utilitario. O sea, un vestido de batalla con el que se ganan todas las guerras. Un vestido diseñado respetando las curvas, con un patrón cómodo, amplio y muy femenino. Es un vestido camisero, midi, verde claro, de tejido sostenible, con botones de madera. Su inspiración safari destaca en el estampado «camoflower», mezcla de camuflaje y flores, así como en su largo cinturón reversible con hebilla de carey. Un clásico renovado para llevar siempre. Me lo apunto para cuando hayamos vencido al virus.

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