Las novias de Paloma Cerezal

En Sevilla hay varias diseñadoras que son auténticos referentes en el mundo de las novias. Una de ellas es Paloma Cerezal. Lleva dieciséis años haciendo el traje más importante en la vida de una mujer (aunque se case varias veces, qué le vamos a hacer) y su opinión cuenta. Cuenta no sólo porque su excelente costura es marca de la Casa, sino porque se ha ganado a pulso la confianza de familias enteras.

Estamos en su taller de la Plaza de la Concordia, 3 (teléfono 954 22 51 09) y me dice emocionada que ya ha cosido el traje de novia a terceras hermanas. Pero también me cuenta cómo en sus años de trayectoria se ha pasado de las niñas que llegaban con una idea fija desde pequeñas sobre el modelo elegido para ese día, a la saturación de información debido a las redes sociales.

Las redes sociales han influido en las jóvenes a la hora de elegir su vestido del día D. Antes se esperaba como agua de mayo el especial Telva novias, pero ahora es un continuo bombardeo en los blogs especializados, que han restado «poder» a las tradicionales publicaciones del sector, por su inmediatez, su  gratuidad, su despliegue gráfico y su facilidad para acceder al público.

Es cierto que siempre ha habido tendencias en los trajes de novia. No obstante y según Paloma Cerezal, (www.facebook.com/paloma.cerezal?fref=ts) las niñas están innovando incluso en los tejidos y dejándose llevar más por su criterio. “Aunque otro de mis cometidos es que prevalezca la personalidad de cada una en un día tan señalado y, afortunadamente, todas salen encantadas».

Dice Paloma que hay que encargar el traje con ocho meses de antelación y que los complementos son ya imprescindibles. «Las coronas de cera mezcladas con tonos pastel dan claridad a la cara. Me gustan las que hacen Lupe de la Villa y Patricia Buffuna«. Pero en su taller también se cosen vestidos de madrina y de hermanas de novias y novios, en colores fuertes, con vida. «El «nude», para los complementos».

Cuando Paloma Cerezal hace balance de sus casi veinte años en la profesión, dice que lo mejor de todo ha sido seguir las pautas de la saga a la que pertenece. Y que «siempre que se habla de mí se refieran a mi buena costura. Eso me pone los vellos de punta. Lo que daría porque lo pudiera oír mi padre». Lo que peor lleva, como todas las mujeres: «conciliar mi vida familiar con mi oficio, que es mi gran pasión».