PALOMA CEREZAL, NOVIAS CON PERSONALIDAD

por Clara Guzmán
Foto: © @juanlurojano

«Nací en una familia de sastres y modistas y soy la quinta generación. Empecé a coser en el taller con las modistas de la Casa al acabar mis estudios de diseño. Cuando Petete, mi padre, se jubiló me independicé y de la calle Cuna me vine a la Plaza de la Concordia, 3». De eso hace ya veinte años pero a Paloma Cerezal no se le ha olvidado la mejor enseñanza que le dio su padre: «La clienta está antes que nada y la buena confección de las prendas es primordial». Y la sigue a rajatabla.

Foto: © @juanlurojano

La pandemia ha traído, como a todos los aspectos de la vida, un auténtico desbarajuste en las fechas de las bodas y los talleres se han visto afectados. No obstante, ha habido novios que se han liado la manta a la cabeza y han decidido pasar por el altar. «Son las llamadas «bodas covid» – dice Paloma-, muy íntimas, pero maravillosas. Hay quien la ha celebrado con cincuenta invitados; otros con veinticinco, pero siempre han sido ceremonias muy entrañables».

La novia y su madre, vestidas por Paloma Cerezal. Foto: © @juanlopezbodas

«Hay novias de primavera que todavía siguen retrasando las bodas que habían planeado. Es verdad que la pandemia va a cambiar algunas costumbres, ya lo hemos visto. Las comuniones eran bodas y las bodas, ferias y quizás ha llegado el momento de enlaces más íntimos. Claro que lo que van a seguir haciéndose -continúa Paloma, @palomacerezal– son trajes según las tendencias del momento. Por ejemplo, ahora hay más variedad de escotes, aunque priman los de pico».

Foto: ©@historiasqueempiezanconunsi
Foto: ©@historiasqueempiezanconunsi

Las espaldas, dice Paloma, se llevan al aire, y las novias quieren más volumen en los trajes e incluso cuerpos con pequeñas lentejuelas (paillettes). «El blanco roto sigue siendo la estrella y en los tejidos, el crepe de seda, la muselina y el mikado. En las bodas de invierno, que son tan elegantes, se suele usar el terciopelo en abrigos o casacas e incluso pieles. Vuelve la moda de ir velada y a mí me gusta mucho, no sólo porque se sigue el rito, sino porque le da un toque mágico a la novia».

Foto: © @carmenalcedo
Foto: © @carmenalcedo

Paloma se confiesa tímida en la calle pero muy parlanchina en el taller. «Hablo mucho porque disfruto con mi trabajo. Cuento cómo es la tela, cómo voy a diseñar un vestido, que siempre será según la personalidad de la clienta. Una novia elegante es la que no va disfrazada ni a gusto del diseñador. Yo procuro cogerle el estilo, porque todas tenemos nuestro pequeño toque y mi máxima satisfacción es que su amiga de toda la vida le diga cuando se está vistiendo: Es que eres tú».

Foto: © @molinayroyofotografas

Como buena perfeccionista, Paloma es sumamente exigente no sólo con la confección de sus trajes nupciales, de madrina y de madre y hermanas de la novia, sino con la materia prima. «Compro los tejidos en Italia y en Inglaterra, porque son los mejores. Y otra de mis grandes satisfacciones es oír decir a una entendida esa frase que me hace seguir creyendo en mi trabajo y afianzarme en el oficio: ¡Qué bien hecho está el vestido!».

Entradas relacionadas