De Coco Chanel se ha escrito, se ha dicho y se ha novelado mucho. Fue una mujer singular que quiso que las demás también lo fueran. No soy mitómana, de hecho nunca fui detrás de nadie pidiendo autógrafos, ni cuando era una zangolotina, pero Chanel es punto y aparte. Si ya costaba (y cuesta) que una mujer despuntara en terreno abonado para poder alzarse con su triunfo, ¿qué se podía esperar de una fémina de extracción humilde en los albores del siglo XX? Admiro a la gente que lucha, que se abre paso sin necesidad de codazos y va sembrando futuro (gracias, Benedetti). El 19 de agosto de 1883 nacía en Saumur, en la región francesa de la Auvernia, una mujer que creó un estilo sin fecha de caducidad.
Cuántas mujeres han pasado por la historia con mayúscula y por la otra, la cotidiana, sin pena ni gloria, pero dejando estela. La mayoría de las veces a la sombra de un marido importante gracias, en ocasiones, a la discreción de ellas. La mujer sigue siendo la señora de o, todavía peor, la ex de. Lo acabamos de ver recientemente en el caso de Rosalía Mera, con una vigorosa personalidad, pero más atenta a su recoleto mundo doméstico (sin connotaciones peyorativas) que a los focos. Coco Chanel reconoció sin ambages que consiguió despegar gracias al apoyo financiero de los hombres. Despegar, sí, pero volar, voló con sus propias alas.
Enigmática y dejándose «querer» por el morboso balanceo de sus leyendas: la blanca, que la elevaba a los altares, y la negra que la menospreciaba y la tildaba de explotadora laboral, de espía, e incluso de lesbiana, Coco Chanel sabía que era el perejil de todas las salsas. Pero en su haber tenía todo lo que subyuga y a la vez provoca desaforadas envidias: Su ajetreada vida sentimental, con el desgarro de haber perdido a su gran amor, Boy Chapel; sus logros sociales, sus amistades, desde Picasso, a Jean Cocteau, pasando por Churchill o Dalí, y sus modas y modismos que aún perduran: El pelo corto, el bronceado, el largo chanel, la bisutería de fantasía, el lujo de la simplicidad…
Me gusta la frase de Honorato de Balzac que parece hecha a medida para Coco: «Quien no ve en la moda más que la moda es irremediablemente estúpido». Quien vea en Chanel la apoteosis de la frivolidad está muy equivocado. A su habilidad como creadora hay que sumar su inteligencia viva, sagaz, rápida. Su trayectoria está plagada de sentencias como cuando definía la elegancia: «No es lo contrario de la pobreza. Es lo contrario de la vulgaridad y de la negligencia. Si se es fea se puede pasar inadvertida, pero en cambio siempre resultará evidente la negligencia y el descuido».
Es curioso, pero Coco Chanel era una entusiasta de la astrología y como pertenecía al signo Leo, el león en el Zodiaco, estaba segura de que a él le debía su determinación y su fuerza. Su amiga la escritora Colette la comparaba con un toro; por su parte, Cocteau la asemejaba a un cisne y el escritor norteamericano, Truman Capote, que la conoció ya al borde de la muerte, la comparaba con un gorrioncillo. Esta era la que más le gustaba a Chanel, con la que más se identificaba cuando estaba próximo su final, el 10 de enero de 1971, a pocos meses de cumplir 88 bien llevados años.
La mujer que adaptó la ropa del armario masculino al femenino, que lucía un traje sastre estricto o un pantalón de mozo de cuadra, dejando con la boca abierta a sus congéneres, todavía «encorsetadas», quería ser imitada. Sí, no le temía a la copia; al contrario, la buscaba, la necesitaba. «Siempre he deseado que mi moda descienda hasta la calle. Cuanto más me copian, más contenta estoy. Venid a mi casa y recoged cuantas ideas os plazcan». Decía que el trabajo le daba vida, era lo que le mantenía en forma. Y trabajando, preparando su colección, fue como se la llevó la muerte para hacerla más grande todavía.
10 comentarios
No debe ser fácil resumir en tan pocos párrafos una vida tan intensa y extensa. Me ha encantado leerte, como siempre.
Muchas gracias por tus palabras, compañera. No, no es fácil, pero llevo leyendo sobre Coco Chanel muchos años. Es un personaje fascinante en todos los aspectos. Cuando lo acabo de escribir siempre pienso que algo me dejo en el tintero. Y me dejo tanto…Un beso.
Excelente artículo, condensa en pocos párrafos una de las vidas que considero más valiosas, por su lucha, temple y éxitos. Muchas gracias por regalarnos este artículo. Saludos
Sencillamente un artículo genial, gracias por tanta información.
He leido y visto fotos de Coco Chanel muchas veces pero tu me la has hecho descubrir de nuevo en tu blog. Un placer siempre Clara. Besos.
La autora debería escribir un libro, extasiada!!!
Maravilloso articulo , muy bien escrito y estupendas fotos , además sabiendo mucho del tema , cuantos tenían que aprender.
Un saludo.
Clara, el comentario de Fátima es de libro, todo un fenómeno sociológico. Admiro que admires a Chanel y qué bien que escribas sobre ella en fecha significativa. ¡Un abrazo mediterráneo!
Evocación de Chanel. Me encanta el título de esta entrada de Chanel. ¿Por qué?.Para mí uno de los sentidos más evocadores es el del olfato, y es por eso por lo que cada día, uso mi perfume de chanel nº5, porque me evoca a esa Chanel de los inicios , cuando vivía en Deauville y en Biarritz. Esas ciudades que la inspiraron para la creación de las camisetas a rayas. Tan solo el olor, me transporta a las playas de la Europa de finales de los años 10 e inicios de los 20, esa Europa de Chanel. A pesar de que Chanel no ha decaído gracias a Lagerfield, para mi Chanel, es Coco. Aunque en los últimos años, los dos anuncios protagonizados por Audrey Tautou han conseguido en cierta manera, que me hicieran retroceder en el tiempo, y hacerme sentir esos años dorados de la moda. Chanel es tan importante, que tan solo con nombrar Rue Cambon, sabemos a qué nos estamos refiriendo. Jamás he estado en París, pero sé que cuando vaya, mi primera visita va a ser ir a esa calle, al número 31 de la Rue Cambon(aunque solo sea en la puerta); y estoy segura, que desfalleceré de glamour…. (je,je,je)
Niña, por Dios Cristo, qué cosa tan bien escrita y tan interesante.
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