Para comprarse una joya, sí, hay que tener dinero; o sea, no ser periodista en la doble crisis, la económica y la del papel. Pero hay otros profesionales que pueden acceder a adquirir una de estas piezas de Dior y que luego sea eterna. Que forme parte del particular calendario sentimental. Ese que se va forjando poco a poco a medida que la vida nos da motivos para seguir diciéndole a la cara que es bonita.
Y qué bonita la vida que nos permite contemplar la belleza de un objeto. Lo de poseerlo es otro cantar de los cantares. Disfrutar también es una manera de poseer. ¿Verdad? Victoire de Castellane es la directora creativa de Dior Joaillerie y la autora de estas nuevas piezas de la colección Rose des vents, que gira en torno a los medallones de ónice, de oro amarillo, nácar y oro blanco.
«Quería partir- dice Victorie de Castellane– de la idea de un colgante con un diseño. ¿Y qué hay más metafórico que un medallón? Un símbolo de viaje, en el que se encuentran ecos de la estrella de Christian Dior y de la idea de amuleto, pero también la rosa, su flor favorita. La historia entera de Dior está aquí, implícitamente». Pues vamos a recrearnos con telademoda en tanta belleza. ¿No les parece?