Elsa Schiaparelli, que nació en Roma en 1890 en el seno de una familia acomodada, ha pasado a la historia de la moda en minúsculas como la gran rival de Coco Chanel. Pero a la historia con mayúsculas por contribuir al avance social y laboral de la mujer moderna y a que la moda se codeara con distintos movimientos artísticos y que incluso fuera catalogada como obra de arte. Pero también nos dejó sus palabras y otros legados. Pasen y lean.
¿De quién creen que fue la idea de los desfiles tratados como espectáculos? ¿De esas pasarelas en las que degenerando, degenerando se hicieron después verdaderos atentados contra la estética? Pues, sí, de Elsa Schiaparelli. Su fuente de inspiración fue el surrealismo. A pesar de trabajar con Jean Cocteau y con Salvador Dalí, con el que creó el famoso vestido langosta o el traje con bolsillos de cajones, solía decir:
«En mi casa hay dos palabras prohibidas: artístico e imposible». Elsa Schiaparelli se negaba a asumir el título de artista con que otros la tildaban. De sus recuerdos de infancia en el jardín de su padre dicen que surgió su reconocible rosa «shocking» que pobló muchas de sus prendas y quién sabe si su enigmática frase: “Sería maravilloso poder tener el rostro cubierto de flores como un jardín divino».
Schiaparelli fue la primera diseñadora en utilizar el látex en 1933 y, ¡oh, sorpresa!, la primera que subió a la pasarela un chándal, hoy tan de moda. Fue en 1940 y hoy seguimos a vueltas con la dichosa prenda. Además fue la pionera en utilizar el trampantojo textil, el uso del rayón y su mezcla con tejidos nobles; la creación de terciopelos transparentes e impermeables y la utilización como tejidos de láminas de celofán.
«En tiempos difíciles la moda siempre es extravagante». Es otra de sus frases señeras. Pero también fue una visionaria por su idea de crear una marca, la finalidad de muchos de los diseñadores actuales. Los años 30 fueron su época dorada, al conseguir que la exigente revista Vogue la elevara a los altares de la moda. Entonces creó colecciones «easy wear», además de tres líneas de ropa: deportiva, casual y alta costura.
Elsa Schiaparelli, que se casó vestida de negro, y que fue «amadrinada» por Paul Poiret, solía decir: “Las mujeres visten igual en todo el mundo; visten para molestar a otras mujeres». No sé si en esos momentos pensaba en su contrincante Coco Chanel o tan sólo fue un guiño a lo que cierta vez le dijera su referido mentor: “Una mujer como usted puede llevar cualquier cosa en cualquier ocasión».