Desde el próximo día 13 de este mes y hasta el 27 de mayo hay otra excusa para coger un AVE en Sevilla y plantarse en Madrid. A saber: La exposición que el Museo Thyssen-Bornemisza organiza, en colaboración con el Museo Sorolla, sobre la influencia de la moda en la obra del pintor valenciano Joaquín Sorolla y que podrá contemplarse simultáneamente en ambas sedes. Así que apuntemos en la agenda: Ver «Sorolla y la moda».
Si Benito Pérez Galdós siempre fue para mí el Vogue en palabras, por el interés que muestra en sus novelas por la moda de su época, incluso tomando partido, Sorolla es el Vogue en pinceles. Cronistas ambos de los cambios en las tendencias y el estilo de la indumentaria en el tiempo que les tocó vivir, finales del XIX y principios del XX. La muestra reunirá alrededor de setenta pinturas procedentes de museos y colecciones privadas.
Gran amante de la moda no sabemos si porque su familia se dedicaba a la venta de tejidos, Joaquín Sorolla se casó con Clotilde García del Castillo, una burguesa que daba gran importancia a la imagen personal. Dicen que fue su mujer la que le influyó a la hora de que su obra fuera también una pasarela de las modas en el vestir de la clase alta, a cuyos miembros solía inmortalizar para la posteridad.
Eloy Martínez de la Pera es el comisario de esta muestra estructurada en cuatro apartados: «Sorolla íntimo», «La indumentaria», «El verano elegante», donde se refleja la moda de las playas del Levante, la Costa Brava, Zarauz, Santander y San Sebastián, donde recalaron los primeros veraneantes de mediados del siglo XIX; y el último dedicado a la fascinación que el pintor sentía por la capital de Francia: «París, destino de la vida moderna».