Siempre he dicho y ahora me reafirmo que habría que hacer una tesis doctoral sobre las notas de prensa, pero preferentemente sobre las notas de prensa de desfiles, presentaciones y colecciones de moda. Es verdad que las escriben colegas, colegas que se parten la cabeza buscando el adjetivo idóneo para darle vidilla al mismo texto de siempre. Y tiene mérito. Tiene un mérito encomiable hacer poesía de la nada. La nada son dos líneas: A saber, vestidos oscuros, abrigos rígidos. Y pare usted de contar. Hay una anécdota ya clásica de aquel periodista de cultura que solía decir: «La de langostinos que me tengo que comer para llevar los garbanzos a mi casa».
Bueno, langostinos de cuando se les «echaba de comer a los periodistas», siempre «tiesos» (o sea, cortos de posibles). Ahora nadie echa de comer a nadie, afortunadamente para la dignidad, que no para el estómago. Bueno, pues todo este preámbulo viene a colación porque acabo de recibir una «poética» nota de prensa sobre la presentación de la colección otoño-invierno 2014 de la firma italiana Salvatore Ferragamo, que como todo el mundo sabe y si no lo sabe se lo cuento yo que para eso estoy, era un zapatero que ejerció como nadie su oficio en los primeros años del siglo XX y llegó a figura en el sector.
La nota de prensa dice, entre otras cosas: «La paleta de colores es fundente: una investigación en el negro, marrón café, chocolate, arena y camel se mezclan con el ladrillo rojo, el ámbar gris con detalles en bronce». Y una se queda preocupada ante su falta de sensibilidad. Porque donde he visto sólo colores oscuros, carentes de alegría, marcha, marcha, queremos marcha, que canta Rosario, otros han visto una paleta de colores fundente. Me lo tengo que hacer mirar, que dicen los catalanes, gente maja de uno en uno. En comandita ya entran dentro del estereotipo y los estereotipos son peligrosos.
Salvatore Ferragamo ha presentado una colección triste, qué quieren que les escriba. Una colección que augura tiempos alejados de las alegrías. La moda, como todo el mundo sabe y si no lo saben para eso estoy yo para informarles, es una disciplina que engloba a muchas otras, pero sobre todo es un reflejo de la realidad de cada momento. Si nos atenemos a esta lógica definición llegaremos a la conclusión, sin necesidad de haber estudiado ningún máster, que los brotes verdes de los que tanto habla el Gobierno, nacerán, en todo caso, en terrenos privados.
La situación seguirá siendo de incertidumbre, aunque ya se sabe por las estadísticas que lo uniforman todo, que en invierno imperan los tonos oscuros y las hechuras un tanto teresianas, en caso de ellas y frailunas en las de ellos. Si a esto le sumamos que la firma es de origen italiano, que suelen ser más rumbosos en el colorido, el resultado es de un pesimismo recalcitrante, aunque la nota de prensa diga: «El diálogo permanente entre el peso y su negación, la densidad y la transparencia, la consistencia y la ligereza se introducen en un vivo equilibrio en metamorfosis continua».
Salvatore Ferragamo, bajo la dirección creativa de Massimiliano Giornetti, le ha dado protagonismo a los accesorios, asunto que está hoy a la orden del día. «Botas altas y zapatos de tacón alto de piel de cocodrilo distraen de los efectos de los colores desiguales y las incrustaciones de oro, asas diseñadas en cocodrilo o piel persa y asas metálicas en bolsos alargados. Las joyas, diseñadas en colaboración con Daniela Villegas – fundidos metálicos, escarabajos – resumen el carácter transformista de una colección de fantásticas combinaciones de naturaleza orgánica y mineral». Dice la nota de prensa, a cuyo autor felicito. No hay nada como tener oficio para ganarse la vida.