No es mi problema, pero eso no quiere decir que no me afecte. Tengo amigas que se desinflan moralmente cuando han visto una prenda y van a comprarla y las dependientas, en la mayoría de las ocasiones, las miran de arriba abajo y les dicen: «Señora, por favor, aquí no tenemos nada de su talla». Recalcando bien lo de señora y lo de talla. Claro, lo dice una chica joven que aún no sabe de revoluciones hormonales, porque si lo supiera quizás no estaría de dependienta en una tienda de moda. No sé si me explico. Bueno, pues ahora Zara ha ampliado su tallaje hasta la XXL, pero no echemos las campanas al vuelo, sólo en algunas prendas. O sea, una acción para cubrir el expediente. Es cierto que otras marcas como Mango lanzaron incluso una línea Violeta by Mango, cuya imagen es Vicky Martín Berrocal. Pero la realidad es muy distinta. Sigo teniendo amigas y conocidas que no encuentran nada ahí. No, no se crean que me relaciono con gigantes, no. Simplemente que una cosa es tener curvas como las modelos Ashley Graham o Candice Huffine y la misma Vicky, y otra ser mujeres normales y corrientes, con una genética o unas medidas que no representan los arquetipos mencionados. Es verdad que las clientas de Zara llevaban años pidiendo la ampliación del tallaje ante la frustración que suponía no poder equiparse para las temporadas ni adquirir una prenda aquí te pillo aquí te mato como las demás. Pero precisamente esta concesión llega cuando el portal británico The Fashion Spot, que ha analizado las campañas publicitarias de esta primavera-verano, en este ámbito, ha llegado a la conclusión de que sólo un 1,4% de las modelos supera la talla 40. Y la talla 40, usted lo sabe, ya está considerada dentro del sector como talla grande. Hay que fastidiarse. ¿Y esto es democratizar la moda? Hace tiempo que escribo que no. Y hoy lo continúo haciendo.