La señorita de la Rue de Cambon, que como ya hemos visto en telademoda.com era una mujer de Coco y…Chanel, bautizó a Paco Rabanne con el sobrenombre de «El metalúrgico de la moda». Todo porque el diseñador se empeñó en ir por otro camino contrario al de sus colegas, al transformar en tejidos materiales como el rodio, el aluminio, los discos láser y los papeles irisados. Francisco Rabaneda Cuervo siempre fue un adelantado a su época.
Nacido en San Sebastián, en 1934, hijo de padre republicano y madre comunista, de oficio costurera en el taller de Balenciaga, se exilió con su familia a Francia, donde, a pesar de los años de estancia en el país vecino y de los honores que le ha tributado, sigue teniendo la nacionalidad española. Rabanne cultiva también una vena profética, afortunadamente fallida, en su mal augurio de que el fin del mundo llegaría en el año 2000 con la caída de un meteorito en París.
Dentro de esa línea de augur, Paco Rabanne ha dicho que las melenas lacias son síntoma de estabilidad (no hay más que ver a la Reina Letizia); el pelo cardado y el flequillo levantado, símbolos de un cambio de régimen, mientras que los grandes cuellos y las hombreras cuadradas presagian periodos de angustia y de guerra. Los hombros redondos reflejan tiempos de paz y la cintura apretada, época puritana.
Ya saben y si no están al tanto se lo digo yo, que la moda es el reflejo de la sociedad de cada momento y como tal, Rabanne, que ha sido un gurú de esta disciplina, sabe que la línea evasé apuesta por la libertad sexual. «La moda no es un juego o la voluntad de un modista. La moda es un momento de la civilización», dijo en su época más locuaz, antes, mucho antes del patinazo como profeta del fin del mundo.
«Me preocupa mucho el fracaso, no sé si por vanidad, por necesidad de afecto o por las dos cosas», aunque tuvo en su madre su mejor «pigmalion». «¡Adelante! -le decía- en la creación vas a encontrar la libertad». Su madre, de la que un día dijo en ABC: «Era roja, pero tenía una bonita piel blanca». Rabanne, fiel a sus líneas futuristas, fue el primero en crear un vestido de plástico en el año 1965.
Vistió a Audrey Hepburn, en la película «Dos en la carretera» y a Jane Fonda en «Barbarella». Algunos de sus innovadores diseños, lucidos por su musa, la francesa Françoise Hardy, se muestran en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Unos originales vestidos realizados por el español ideal, como dice ser. Hijo de un padre andaluz de Ronda y de una madre vasca. Ya saben, palabra de Paco Rabanne.