Como una ya tiene edad de remontarse al pasado, de comparar y, por tanto, de analizar, tengo que decir rotundamente que paren este carrusel, que me mareo. Que me mareo de ver tanto tiempo malgastado, tanto dinero tirado en momentos en los que, por contraposición a los de antaño, no se gasta alegremente, más bien tristemente, los que tengan para gastar, ya sea con dinero ganado honrada o «sobrecogidamente». Acaba de terminar el Salón Internacional de Moda Flamenca, (Simof), que se celebra en Fibes, Sevilla, y una se pregunta si lo que ha ido a ver era una pasarela de moda flamenca o un batiburrillo de ideas, porque de lo que se trataba era de dar la nota y salir al instante en los twitter, los facebook, los instagram o los guasaps. Vamos por partes. La moda es un negocio; sí, señores, un negocio muy serio aunque haya quien lo vea (porque la ignorancia es muy osada) como el sitio de recreo de ociosos, algún que otro chisgarabís (me encanta esta palabra); sensibles y eso que usted está pensando. Un negocio, que bien llevado, léase Amancio Ortega, puede servir no sólo para vivir, sino hasta para aparecer en la revista de los ricos.
Sentada esta base, vamos a ir escalando a la altura. El traje de flamenca tiene un origen tan humilde como ser la bata de faenas de las mujeres, generalmente gitanas, que acompañaban a sus maridos, tratantes de ganado, a la feria de ganado de Sevilla, germen de la que luego se convirtió en la fiesta más universal. Un traje que copiaron hasta la saciedad las señoras de la alta burguesía, en tejidos más lujosos, evidentemente, pero respetando la hechura que los hacía airosos y muy femeninos, en un tiempo, principios del siglo XX, en que las féminas iban encorsetadas y tenían muy poca libertad de movimientos.
Con los años se transformó en el traje perfecto para ir a la Feria de Abril hecha un pincel. Se le vio la punta comercial, porque, como es natural, ¿quién repite traje temporada tras temporada para ir a la caseta, donde todo el mundo sabe que fue el que luciste la Feria anterior? Y, claro, se convirtió en moda, que es sinónimo de novedad, de lucimiento y de decir aquí estoy, porque yo lo valgo. Llegados a este punto, el de flamenca pasó a ser el único traje regional que se renueva edición tras edición y, por tanto, da trabajo directo e indirecto a mucha gente, aunque todavía siga existiendo demasiada economía sumergida en el sector para poder hacer un riguroso análisis sobre su incidencia socioeconómica en Andalucía.
Por otra parte, es cierto que todos queremos novedades; que la novedad es inherente a todas las colecciones porque de lo contrario no tendría sentido que se exhibieran edición tras edición y esta ha sido la XIX de Simof. Novedades en los tejidos, en los colores, en los estampados, en los cortos, en los largos, en las mangas, en los escotes, en los mantoncillos y en todos los avíos. Sí, novedades en todas estas características que conforman un traje de flamenca. Pero novedades en la esencia, no, por favor. No convirtamos un traje de flamenca, copiado hasta el infinito por los grandes de la costura, por considerarlo sensual, femenino, vistoso y único, en un disfraz; en un vestido ajeno a nuestra idiosincrasia; en un vestido que no acompañe ni al clima, ni al ambiente, ni a la cultura de esta tierra.
¿Por qué me voy a vestir de mexicana si voy a la Feria de Sevilla? ¿Por qué me voy a poner carnavalera, morena, si no estoy en Venecia? La creatividad de la sevillana se ha demostrado siempre en esa combinación de colores, imposibles vistos desde fuera, que son una maravilla una vez que se hacen realidad en un traje de flamenca. Hay creadores que lo bordan y que nos reconcilian con el sector. Hoy acompaño mi texto con varios diseños de Lina, maestra indiscutible, a la que, como suele ocurrir, tuvo que venir John Galliano para definirla como la Dior de la alta costura flamenca. Nadie es profeta en su tierra, pero lo evidente no se puede ocultar. Lina, que ahora ha legado el testigo a sus hijas Rocío y Mila Montero, es una grande porque no abdica de sus principios. Como no abdican los grandes de la costura ¿Se cansa alguien de ver los trajes Chanel colección tras colección?
Y llevan años y años y siguen ahí, incombustibles; cambian en lo superficial, pero permanecen en la hondura. Es lo que le pedimos a las firmas consagradas, que no nos decepcionen, que sigan siendo ellos porque si pierden su sello, pierden su esencia. Es verdad que en Simof hubo excepciones, honrosas excepciones. Sí, que la pasarela es un espectáculo lo sé; he visto muchas pasarelas a lo largo de los años, algunas realmente increíbles, pero en las que se sabía quién desfilaba, porque no renunciaba a su marchamo. De todas formas, yo sólo soy una periodista; una periodista que tiene un blog y hoy en día, ¿qué es un periodista? Pues, entre otras cosas, aquél a quien levantan del asiento asignado a la prensa y lo «recolocan» en una esquina para que ocupe su lugar un famoso o un invitado de la firma. Claro, que esa es otra historia y tiene otros protagonistas.
26 comentarios
Reflexiones. Moda flamenca | Telademoda.com, me ha parecido insteresante, me hubiera gustado que fuese más amplio pero ya saeis si lo bueno es breve es dos veces bueno. Enhorabuena por vuestra web. Besotes.
Estimada Clara,
Me ha encantado leerte, sobre todo porque pocas veces se atreve alguien a criticar tan abiertamente una pasarela internacional de la altura de SIMOF con esa rotundidad.
Además, contagiada de tu sinceridad -permíteme que te tutee, pero te siento muy cercana-, voy a atreverme a dar mi opinión al respecto, cosa que con frecuencia intento disimular discretamente.
La pasarela para mí es pura fantasía, es un ejercicio de estilo que debe -no puede- innovar, proponer y crear moda. Me hablas de Chanel, que precisamente fue criticada en sus comienzos por cronistas acomodados, me hablas de Galliano como una garantía, cuando todos sabemos que ha sido puesto mil veces en tela de juicio por atrevido…
Creo que la pasarela de noveles de este año ha sido sencillamente espectacular, por otro lado, la mayoría de firmas desfilantes nos ha hecho olvidar por unos momentos que estamos en crisis, nos han ayudado a volar, nos han zambullido en un universo de colores, de esperanzas y de nuevas propuestas…que tanta falta hacen.
Sin embargo, permíteme amiga que discrepe, el testigo de Lina en manos de sus hijas se deja notar de manera muy sensible en cuanto a estilo, capacidad innovadora, lujo y fantasía. Trajes con poca gracia y menos alegría. Lo siento, me he animado.
Lo verdaderamente genial es que tanto tú como yo podamos entablar este pequeño debate sin tabú. Gracias por provocarme.
Un cariñoso saludo,
Laura
Me ha encantado tu post Clara,haciendo honor a tu nombre, clara como el agua; aunque pienso diferente, creo que la pasarela es espectáculo y así lo veo yo, es declaración de intenciones,…y personalmente como Sevillana, me alegro que los diseñadores de trajes de flamenca se sumen a esa puesta en escena original, sorprendente y diferente y que guste o no, no dejen indiferente a nadie!
Besos Clara! me encanto por fin conocerte en persona!, gracias por tu visita en Simof!
Estupenda entrada, no puedo estar más de acuerdo. Innovar está bien,pero sin olvidar la esencia y jamás ir disfrazadas.
No estoy de acuerdo con llamar «traje de sevillana», ni siquiera «sevillanas» a las canciones y bailes que por ellas se tienen, ya que «sevillanas» peculiares las hay en otras zonas que no son Sevilla; incluso creo que la «sevillana» no es más que una derivación de la seguidilla manchega que entra con los repobladores al valle del Guadalquivir; y por tanto no es correcto que sea Sevilla la que se apropie del término; tampoco la indumentaria es «sevillana»; creo que los volantes, principal distinción del traje, llegó antes a Cádiz con aquellas «puellae gaditanas» que toman lo volantes de los trajes cretenses llegado por el Mediterraáneo a Cádiz.
Pero, ya te digo; no soy muy experto en esto e igual me equivoco. Lo que si te digo es que los trajes son realmente preciosos y si se crea con ello una industria próspera que provoque ingresos y mano de obra, bienvenida sea; sólo convendría no perder la esencia de lo nuestro ni renunciar a nuestras raíces, claro.
a mi no me gusta nada, como tu opino que el tejido es diedsmaao fino y no ha estado a la altura del acontecimiento, que tiene una buena voz, ased es, pero no ha estado acertada con el vestido.
Cierto Clara. Existe una escisión entre la pasarela y la fiesta. Realmente se exhiben trajes imposibles de llevar en una feria, puesto que no están adaptados a las necesidades de este evento, e incluso muchos son auténticos disfraces. Son trajes de pasarelas, como he dicho en otras ocasiones una simple puesta en escena, una exhibición. Alguno de ellos, para que te lleven en limusina a la puerta de la caseta.
Por otra parte,se presentan trajes para un día, puesto que lo que llama tanto la atención se inflama rápidamente y al día siguiente e incluso al año siguiente no puede volver a ponerse. Su tiempo, el mismo que un traje de novias. Así que esa puesta en escena es referente de la moda flamenca de unos pocos.
Hace mucho tiempo que se dice que el laboratorio de la moda está en la calle y eso ocurre también en el caso del traje de flamenca. Para ver lo que este año se lleva no hay que sentarse, sino pasearse.
Muchos besos Clara
Como explico en mi anterior comentario,sobre el traje tipico de Sevilla, osea el de Sevillana esta mal llamado cuando se le nombra como de Flamenca, de volantes, de Faralae y de Gitana,le cuento el origen del palo de Flamenco llamado por Sevillanas. Es verdad que las sevillanas son, como otros muchos cantes aflamencados, una forma de lírica popular simplificada para el baile, derivada de las seguidillas castellanas(el traje de Sevillana deriva de la clase humilde, del campo, algunas de esas personas tambien eran gitanas, pero no todas las mujeres que trabajaban o vivian con sus maridos en el campo eran de origen gitano) y cuyos antecedentes literarios parece hay que buscar en las antiguas jarchas, mwasahas y zéjeles.
La seguidilla inicial de cuatro versos había llegado en los últimos años del siglo XVI, al decir de Rodríguez Marín, a «tener individualidad literaria propia en los regocijos populares, con una musiquilla tan ligera y alegre y un baile tan retozón, provocativo y afrodisíaco que no había más que pedir». Como bailes y cantes populares, las seguidillas se recogen desde antiguo en la documentación como propias de pícaros y marginados que practicaban estructuras sencillas en la música y cadencias sensuales en la danza, para su mayor solaz y gusto.
Encastrada en este tronco de la seguidilla, la llamada «seguidilla sevillana» se individualiza a mediados del siglo XIX, justamente cuando toma cuerpo la Feria de Sevilla. Hasta entonces se venían practicando, además de las seguidillas populares, relacionadas en la literatura teatral de sainetes y tonadillas, las dieciochescas «seguidillas boleras» de clara influencia francesa, muy estilizadas y del gusto de la «alta sociedad». En el siglo XIX se añaden definitivamente a los cuatro versos de que consta la estructura básica de la seguidilla manchega o castellana los tres versos de «estribillo», y es ahí cuando podemos comenzar a hablar propiamente de «sevillanas». Con tal denominación se relacionan por primera vez en el famoso poema heroico-cómico del Conde de Noroña «La Quincaida» (1799), donde se lee: «cantó la malagueña y sevillana».
Toda una pléyade de viajeros románticos decimonónicos darían cuenta de estos bailes. Al decir de Davillier, que escribió en 1862 su conocido «Viaje por España», en su ejecución «Eran casi todos artesanos, pues las personas de la clase alta rara vez se dignan asistir a los «bailes de palillos», es decir, a los bailes de castañuelas». Parece que es también en el siglo XVIII cuando se produce la reglamentación hoy conocida del baile, pues en 1740 el Maestro Don Pedro de la Rosa, a su llegada de Italia, «redujo las seguidillas y el fandango a principios y reglas fijas», según testimonio de Ignacio de Iza Zamácola, Don Preciso, a finales del ochocientos. El Diccionario del Ballet y la Danza de Gachs (1847) es la primera obra que distingue las que bien podrían asimilarse a las actuales sevillanas, que por entonces se disfrutaban con deleite en cualquier fiesta de vecinos de Sevilla. José Luis Ortiz Nuevo recoge noticias al respecto: «Anoche hubo festejo, cante, baile y canto del país en una casa de vecinos de la calle Teodosio… donde brillaban mozas como mosquetas, mozos crúos, bailadores y cantadores de mistorró. La función estuvo tan divertida como pacífica, y al retirarnos a la una y minutos hacia nuestros hogares vibraba en nuestros oídos la siguiente seguidilla…» (La Andalucía, 30-6-1858).
La prensa no cita las sevillanas con ese nombre hasta 1889, en una descripción plena de modernidad que constata su definitiva implantación en la Feria y que leemos en «La Izquierda Liberal» del 25 de abril: «El rasguear de las guitarras, el repiqueteo de los palillos, los cantos llenos de gracia y los movimientos ondulantes de las parejas bailando sevillanas se observaban por doquiera». El baile por sevillanas representa una manifestación singular de lo que Romero Murube denominaría el «propósito unánime del gozo», en el que se funden el sentido ritual, social, emocional y hasta «de conquista» entre hombres y mujeres.
Las sevillanas se cantan y bailan según la estructura de las seguidillas, y aunque no están consideradas como palo flamenco propiamente dicho funcionan como género aglutinador de elementos rectores de la estética musical flamenca y, por ello, figura como prototipo de la canción folclórica aflamencada.
En el poema del Conde de Noroña titulado La Quincaida, de 1779, aparecen ya las sevillanas como estilo independiente de seguidillas, estilo que aparece muy documentado en todos los bailes celebrados en Sevilla en el siglo XIX influido de forma notable por la escuela bolera de esta época. Existen numerosos tipos de sevillanas, diferenciándose fundamentalmente entre si por la melodía sobre la que se canta y el modo de acompañarlas, aunque todas mantienen la estructura de cuatro letras de seguidillas separadas entre si por la posición del baile, la posición llamada “bien parao” en el baile bolero.
La estructura formal de las sevillanas es común a todas la variantes: introducción-salida-vuelta-salida-vuelta-salida-cierre. Es baile de parejas y consta de numerosos pasos pertenecientes en su mayoría a la escuela bolera y la antigua escuela española de palillos, entre los que destacan el paseo, la pasada, el zapateado, el careo, las vueltas o el braceo.
Estructura coreográfica
La sevillana es un baile de pareja, normalmente formada por hombre y mujer, aunque también es común ver mujeres bailando juntas, en una sola pareja o formando grupos de parejas, incluso a veces, formando filas paralelas completas de hombres y mujeres enfrentados. También se puede ver a varias parejas de mujeres agrupadas en una sola, bailando en círculo e intercambiando las parejas iniciales a medida que avanza el baile.
Las sevillanas siempre se bailan en series de cuatro (antes se bailaban siete, incluso ocho). En Lebrija, durante las «Cruces de Mayo», se siguen bailando en número indefinido mientras el corro de gente va cantando una letra tras otra.
Cada sevillana es coreográficamente distinta y lleva el nombre de su posición en la serie de cuatro: «primera», «segunda», «tercera» y «cuarta».
Por tanto, el cante consta de cuatro coplas consecutivas, dejando un breve intervalo entre cada una de ellas (como uso común en los discos, se suele dejar un compás de 3/4 en silencio, antes de empezar la siguiente, aunque no tiene por qué ser así).
Normalmente se conserva el mismo aire musical y la misma tonalidad para los cuatro bailes y se canta sobre cuatro poemas distintos, pero de la misma métrica, puesto que los letristas modernos, componen por ciclos de cuatro poemas métricamente idénticos y temáticamente relacionados; pero por supuesto también existen en la actualidad sevilanas con cuatro tonalidades distintas y letras independientes (algo parecido a un popurrí), como se hacía en años anteriores.
Cada sevillana está dividida coreográficamente en tres partes, que corresponden a las tres estrofas de cada canción y que se adornan con figuras y pasos distintos.
El profesor García Matos realizó con detalle la transcripción de los pasos en «Danzas populares de España». Trini Borrull describe de una manera más superficial la coreografía de la sevillana en «La danza española».
El baile de la sevillana empieza siempre sobre el segundo tiempo del motivo instrumental (estribillo), que sigue la introducción vocal. Los «bailaores de escuela» a veces inician el baile un poco antes, durante la introducción vocal.
Las sevillanas están compuestas por una melodía alegre que se acompaña con vigor sobre un ritmo rápido adecuado a su baile.
En la actualidad, como sabemos, hay solistas o varias voces al unísono (grupos) incluso coros o agrupaciones haciendo varias voces, para conseguir una mayor polifonía usando voces mixtas. También observamos que en ciertas ocasiones, una de las voces hace un «alto», o canta una «tercera», «quinta» o incluso «octava» por encima de la voz principal.
La letra de seguidilla sevillana consta de cuatro versos (heptasílabos primero y tercero y pentasílabos segundo y cuarto) al que se le añade un estribillo de tres versos, resultando una letra de siete versos como corresponde a la forma eutrófica de la seguidilla.
En lo musical observamos el proceso de aflamencamiento que sufrieron las seguidillas manchegas hasta definirse como seguidillas sevillanas en su contacto con géneros flamencos como la soleá, los fandangos, etc.
La melodía suele ser métrica, prescindiendo en general del canto melismático, y las cuatro seguidillas (de música idéntica) se componen de introducción de 3 o más compases que sirven de preparación al baile; salida (primer verso, tres compases), vuelta (ritornello instrumental de 3 compases) y letra que consta de tres grupos de compases, los dos primeros de 12+vuelta y el ultimo de 10 compases, concluyendo así la primera sevillana. Se suele anunciar a viva voz “segunda”. “tercera” y “cuarta”, para avisar el baile la coreografía correspondiente……….
Podria seguir desgranandole la historia de las Sevillanas pero no quiero alargarme mas, para no ser pesado, pero le hago una reflexion sobre las Sevillanas Rocieras (que tambien son de Sevilla), ¿Sabe por que se le dicen Rocieras?, pues muy facil, las Hermandades de Sevilla y Provincia que peregrinan al Rocio, hacen unas letras dedicadas a la Virgen del Rocio y al camino que hacen cuando peregrinan a la Ermita del Rocio (Almonte – Huelva).
Hola querida Clara. Estoy de acuerdo contigo. Hay momentos en Simof que no puedes dejar de preguntarte «¿qué estoy viendo?» y es que más que una pasarela parece una demostración de «os voy a dejar pasmados». Creo que los periodistas debemos entonar un mea culpa. Entre todos hemos creado ese monstruo pasando de difundir colecciones elegantes para dar cobertura a las extravagancias. (Aún recuerdo un directo en una cadena nacional con un desfile en que el que las modelos iban vestidas de ángeles) Es cierto que sin reclamo no hay cobertura, pero eso no es el traje folklórico sevillano. Estoy de acuerdo con licencias estilísticas como las de Rocío Peralta, pero siempre con un límite, marcado por el buen gusto.
Por otra parte, abriría aquí un frente. Viendo las colecciones de este año, me preguntaba si las firmas de alta costura de medio mundo han tomado nuestro traje como fuente de inspiración, cómo es que aquí ignoramos las tendencias. Leáse Rolland o Valentino o pinceladas de Gaultier que han metido volantes hasta la saciedad, ¿cómo es posible que aquí se presenten trajes lánguidos, caídos y tristes?
Resulta anacrónico. Entonces, si es un traje típico que evoluciona con las tendencias, que lo haga y si no, que se quede reducido a sus líneas más puristas.
Querida compañera:
Un año más ha sido un placer compartir contigo los avatares que nos depara esta pasarela incluidos aquellos que cada año nos provoca reflexionar sobre el papel de la prensa en estos certámenes, como bien mencionabas al final de tu post.
Suscribo completamente lo dicho sobre la necesidad imperiosa de mantener la esencia de nuestro traje más internacional, si bien difiero contigo en lo siguiente. La utilización de una escenografía que sirva al creador/a para contarnos una historia o explicarnos cuál ha sido el leif motiv de su colección no siempre va en detrimento de dicha esencia. A veces no hace sino poner aun mas en valor la versatilidad de la moda flamenca, precisamente aquella que ha atraído desde hace décadas a especialistas de la moda allende los mares.
Cierto es que la fina línea entre el uso de una estética concreta y el circo se cruza con demasiada facilidad pero humildemente creo que en esta edición ha habido quien ha sabido mantenerlo a raya.
Esperemos a ver qué nos depara Jerez y cómo interpretan allí los diseñadores nuestro precioso traje de flamenca.
Yo creo que cientos de personas piensan lo mismo y no se atrevian a decirlo, o no sabemos como hacerlo para que nadie se ofenda en este mundo de la moda donde andamos metidos. Nada como un traje de lunares y una flor bien puesta. Y la aguja de Lina, sin comentaríos solo hay que ver sus divinos diseños y sobran las palabras.
Clara, tu ya sabes el concepto que tengo de la moda flamenca actual, por lo tanto este artículo para mi está más que aprobado por mi parte.
Creo que lo has bordao y que realmente debemos de reivindicarnos (las mujeres andaluzas) para que nuestro traje de flamenca no pierda su esencia como bien dices.
Besitos
Estimada compañera:
Una edición mas es un auténtico placer compartir contigo la experiencia de comentar los avatares que esta pasarela nos depara, incluso aquellos a los que haces mención al final de tu magnífico escrito y que, sin duda, deberíamos tratar en profundidad en otro momento.
Hasta eso se desvirtúa, el papel que desempeñamos los profesionales de la comunicación en un foro al mundo como debería ser este salón de la moda flamenca.
Suscribo completamente la necesidad de mantener un pulcro respeto a la esencia de nuestro traje más internacional, aunque difiero en lo siguiente. Dotar al desfile de un hilo conductor, alegoría o historia paralela que nos trasmita cuál ha sido el ‘leif motiv’ del diseñador/a no siempre va en retrimento de la esencia del traje de flamenca. Hay en mi opinión ejemplos en esta presente edición de ese saber conjugar una escenografía o estilismo manteniendo en los diseños los cánones clásicos del traje de flamenca.
Pero como tú muy bien dices, ésta es sólo la opinión de una humilde periodista…Hasta la próxima que será muy pronto. Todavía nos queda Jerez…
Querida Clara, me ha encantado verte en Simof.Es una tranquilidad tener una mirada como la tuya que ponga cada cosa es su lugar.Estoy totalmente de acuerdo contigo, ya lo sabes,me gusta tanto el traje de flamenca que no quiero que me lo cambien.Lo hemos hablado muchas veces y te digo que la colección de Lina me ha encantado.Me emocionó reencontrarme de nuevo con trajes «buenos», bien hechos, con vuelo,flamencos y elegantes.Se lo comenté a todo el mundo e incluso en una entrevista que me hicieron¡Enhorabuena Lina! Hemos de recuperar la elegancia en el real pero sin brillos ni excentricidades.La pasarela es otra cosa, ya sabes,y es difícil sorprender sin sacar los pies del plato, como ha hecho Lina¡Habrá que aprender!¡Ah, y que no me entere yo de que no te ponen en primera fila en los desfiles!Eres la que más sabe y la que mejor se expresa.
No puedo estar más de acuerdo, Clara. Me ha resultado muy curiosa la anécdota que nos cuentas de Galiano. ¡Qué lastima que muchas veces tengamos que reconocer el talento por ojos ajenos!
El traje de flamenca creo que trasciende lo regional, pero coincido contigo en que no debe perder su esencia, porque en ese momento pasa a ser, como bien dices «un disfraz» o un traje de fiesta con volantes.
Un abrazo.
No soy ni entendida en moda, ni en historia. Pero si me visto de flamenca todos los años. Hay veces que se estrena y hay veces que no. Cuando veo en el telediario la pasarela de Simof, se me ponen los ojos como platos…» ¿Eso es un traje de flamenca?» me pregunta mi marido…si hijo, si…. Lo de la pasarela no tiene nombre. Hay algunos que están bien, sobre todo porque las modelos son impresionantes y todo les queda perfecto.
Pero no me imagino a algunas de la caseta con esos trajes, la verdad. Son excesivos, recargados, una mezcla entre chulapa madrileña y gente de otras culturas…. Como ya dije en un comentario en facebook, Clara, creo que los auténticos trajes de flamenca se ven en el Real, con innovaciones, combinaciones de telas y colores con gusto, con adornos originales, con flores preciosas, y no en la pasarela, que por cierto, algunas adolescentes copian con exactitud, y luego no pueden ni moverse, ni ir al baño, ni andar! Es que se ve ridículo! Es mi humilde opinión.¡Un saludo Clara!
Clara, impresionante post.Pensamos igual, ya lo sabes.La flamenca, es gitana,de corazón.No se disfraza.
Un beso y enhorabuena!!!!!
Antes de deciros lo que pienso me gustaria hacer una exposicion de lo que es un traje de flamenca: Es la indumentaria que utilizan las bailaoras de flamenco durante sus representaciones. Se debe de nombrar con su verdadero nombre que no es otro que el de Sevillana,traje tipico de Mujer de Sevilla, mal llamado de Flamenca, de Gitana y de Andaluza. Cada provincia Andaluza e incluso sus pueblos tienen su propio traje tipico.
Los trajes regionales surgen en el siglo XVIII y XIX no son otra cosa que los atuendos propios de la población (eminentemente agrícola) de cada lugar. Es por ello por lo que el clima o la orografía influían más que las fronteras políticas.Os digo algunos trajes tipicos de provincias Andaluzas y pueblos: Piconera (Cadiz), Refajo Bordao (Granada),Cordobesa (Cordoba),Refajona (Almeria),Pastira (Jaen),Cobijada (Vejer – Cadiz) Marenga (Malaga), Rondeña (Ronda – Malaga)Verdiales (Comares, Almogía, Álora – Malaga). El origen del atuendo se remonta a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando las vendedoras acudían a la feria con los tratantes de ganado vestidas con modestas batas de percal adornadas con volantes. Enseguida, las clases pudientes copiaron el vestido de las trabajadoras del campo. A partir de la Feria de Abril celebrada en el año de 1929, el traje se consagró como la vestimenta oficial para acudir al evento, tradición que se ha mantenido hasta la actualidad.
La industrialización provoca la producción en cadena y la mejora de los medios de transporte lo que empieza a imponer la uniformidad en la vestimenta que hoy en día continuamos manteniendo. Así que a finales del siglo XIX y principios del XX empiezan a recogerse todas estas tradiciones en un intento de no perder la identidad y como símbolo de orgullo territorial.
Estamos a principios del siglo XX y su uso se empieza a expandir y asimilarse fuera de nuestras fronteras como el traje folclórico español en detrimento de cualquier otro traje regional. Tras la Guerra Civil, el régimen franquista intentó crear una uniformidad nacional borrando cualquier diferencia regional y tomando como modelo muchos tópicos españoles de la época y de los viajeros románticos del siglo anterior,cuando un turista extranjero venia a la España de los años sesenta y setenta veía mujeres bailando con trajes de flamenca ya fuera en un tablao madrileño o en una playa alicantina. Tras este periodo histórico llegamos a la Transición y la reafirmación regional a través de la creación de las autonomías. Por toda la geografía española las comunidades tratan de alejarse de este tópico nacional por considerarlo rancio y anticuado. Dándole un mayor impulso a sus peculiaridades regionales y locales(ejemplo en Ceuta,la indumentaria típica caballa fue establecida el 4 de Marzo de 1.972), y quedándose su uso restringido a un ámbito andaluz.
Por todo lo anterior contado digo que el traje debe de llamarse de Sevillana.
Referente a si ha perdido su esencia, creo que debemos diferenciar lo que vemos en la pasarela a lo que se ve en la calle,aunque creo que si que gracias a algunas firmas se esta perdiendo la esencia del traje de Sevillana, no todo vale, en los ultimos años se han visto vestidos que parecian sacados del Moulin Rouge, de la India, de Sisi Emperatriz, de Mejico,¿Y que me decis de los Mini Short y trajes de comunion?, pues hasta esto se ha visto en Simof. Entiendo que es el traje tradicional que mas variaciones permite, pero siempre dentro de unos canones establecidos hace ya mas de 2 siglos y que no se deben de perder, de hecho mi admirada Lina los respeta,no los pierde nunca y todos los años nos sigue sorprendiendo con sus colecciones. Espero no haber sido muy pesado con mi exposicion.
Muy interesante el post, sobretodo para mi, que soy maña. Son auténticas obras maestras muchos de los trajes, aunque quizás es cierto que poco tienen de flamenca algunos trajes ya, siendo más espectáculo que otra coss.
Enhorabuena Clara
Despues querrán vender las colecciones de flamenca al completo… Menudos modelitos, lo que me faltaba por ver es un sombrero mexicano en un traje de flamenca… Para eso no voy a SIMOF ni pago una entrada, para no poder ni sentarme…
Preciosa crónica Clara, que nos remonta a los orígenes de este traje tan nuestro, comparto totalmente tu opinión, si bien también entiendo que innovar y sorprender con un traje de flamenca, sin que éste pierda su esencia, debe ser tarea harto difícil, eso precisamente hace a Lina aún más grande. Desconocía esa anécdota que has contado de John Galliano y me ha encantado, la verdad es que sus trajes de flamenca son puro arte. Y ya en relación con lo último, totalmente en desacuerdo, tú no eres una simple periodista, eres toda una profesional, entendida en moda y con un dominio excepcional del arte de la escritura, que regalas crónicas tan bonitas como esta, con la que yo personalmente he disfrutado mucho, quizás para esa parte minoritaria de la España de la pandereta no signifiqué mucho, pero eso como tú bien dices es otra historia y tiene otros protagonistas. Un beso.
http://blog.sinetiquetar.com
Como siempre hilando fino, así da gusto leer un artículo.
Felicidades Clara
FELICIDADES CLARA NO PODRIA ESTAR MEJOR DESCRITO, UN DESFILE CON ALMA, OFICIO Y CLASE.
COMPARTO CONTIGO ESTA BELLEZA. MIL BESOS.
REYES HELLIN
Muy de acuerdo, Clara! De todo lo visto el otro día, me quedo con los colores, mangas, volantes y algunas telas que me inspirarán para mi próximo traje de flamenca, pero coincido contigo en que un 70-80% de lo que vi es puro «traje de pasarela» quizás para que se hable, tal vez para demostrar algo (creatividad o lo que sea)… pero desde luego que poco tiene que ver (desde mi punto de vista) con la esencia de este traje.
Besos!
Clara,es para nosotras un honor que una periodista como tu, que llevas tantos años dedicados al mundo de la moda, nos dediques estas maravillosas palabras. Mi madre nos ha inculcado desde pequeñas sus ideas , hay que innovar, por supuesto, pero lo más importante es mantener la «esencia» y no olvidarnos que es un traje de flamenca.
Mila Montero
http://www.lina1960.com
Estoy de acuerdo en todo , pero yo no me expreso tan bien. Niña deberías estar en el Vogue el Elle o una de esas revistas importantonas.
Los comentarios están cerrados