Es curioso, pero Miguel Marinero, el único peletero que sigue desfilando en la antigua pasarela Cibeles de Madrid, hombre discreto y alejado de los focos, ha sido noticia esta semana por dos motivos diferentes. A saber: por pasar a engrosar la lista de diseñadores miembros de la Asociación de Creadores de Moda Española (ACME), entidad que preside Modesto Lomba, y porque en su tienda online (www.miguelmarinero.com) está a la venta el zorro rojo que Genoveva Casanova llevó a los fastos del premio Nobel de 2010, año en que se lo concedieron al escritor peruano Mario Vargas Llosa, padre de su entonces novio.
Lo contaba la compañera Beatriz Miranda, del periódico El Mundo (que se note mi buena crianza profesional de mentar al autor de la información) y el zorro rojo que aparecía en la imagen era una maravilla para los amantes de las pieles. Cuesta 4.500 euros y se lo prestó el peletero Miguel Marinero para la ocasión. Esa es la suerte de las famosas (algunas) que no tienen que hacer juegos malabares cada vez que deben exhibir su palmito en cualquier sarao. Es verdad que otras pasan por caja, como algunas de sus habituales clientas: Carmen Lomana, Massiel o María José Cantudo, a la que he visto lucir verdaderas joyas salidas de la factoría Marinero.
Miguel Marinero es menos conocido por el gran público que otros peleteros insignes de los ochenta/noventa, como Nelsy Chelala o Elena Benarroch, cuando sus diseños son rompedores, distintos y originales. Cuarenta años de oficio son un buen aval, pero el marketing abre muchas puertas y a veces la luz artificial eclipsa a la natural. No obstante, Miguel Marinero del que he visto muchos desfiles cuando Madrid era la capital de la moda, a pesar de Gaudí, siempre ha sido reconocido por los entendidos. Su mérito está en innovar y sorprender en prendas que parecían abocadas al clasicismo de echarse encima pieles y años, que convertían a su usuaria en una señorona encorsetada y con un tenue aroma a naftalina. Quizás porque Marinero se ha definido como peletero contemporáneo.
Desde su taller madrileño y utilizando pieles nobles, napas, zorros, cibelinas, astracán…, Miguel Marinero le dio un giro radical a la peletería, que como todos sabemos ha tenido sus altibajos por estar en el punto de mira de ecologistas y amantes de los animales. Sin entrar en estas cuestiones hay que reconocer la valía del miembro número 46 de la ACME, entidad que acaba de estrenar directora, Pepa Bueno. Hace unos años se incorporó a su taller su hijo Nicolás, savia nueva para un oficio artesanal, al que Marinero le imprimió su sello personal, tiñendo pieles en unos diseños muy en consonancia con los tiempos actuales y la forma de vida de la mujer, bastante alejada de la «señora de», envuelta en seda y pieles…
3 comentarios
Me gusta que saques en tu blog a esos profesionales que quedan en la sombra, pero que dan tanta luz a todo lo que hacen. Enhorabuena.
Me gusta este artículo, tu blog, pero lo que más me gusta eres tú. Estás guapísima, que te he visto en una foto en el FB en el concierto de la Orquesta Bética. Como no me saques este comentario digo que censuras en tu blog. Ahí queda eso.
Niña, me encanta el título. Cómo se nota que eres periodista. Te he visto guapísima, ¿qué te haces? ¿Estás enamorada? Dime el secretoooooooo.
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