Las ciudades son como las personas. Tienen su carácter y tienen su aroma. He vuelto a Córdoba de viaje de trabajo, mezclado por el placer de ir con gente sana, divertida y entusiasta, después de haberla visitado para un reencuentro de años de silencio pero no de olvido. Córdoba rezuma historia, pero también sabiduría. Séneca lo dejó bien claro. Mi ciudad parece retraída, ensimismada, pero cuando se abre desprende la fragancia sutil de quien se aventura sin perder el norte. Ni el sur. He visitado la ciudad de los califas y me he empapado de historia, de costumbres y de la pasión por lo bien hecho. He visto la laboriosidad cordobesa, sus patios, su artesanía, sus empresas punteras; he saboreado su gastronomía, la clásica y la moderna; he bebido sus vinos y he bailado la danza invisible de las notas odoríferas de la I cata de fragancias Patios de Córdoba de la Perfumería Aromas.
Nos habían convocado dos cordobesas de pro, la diseñadora Esther Amo y la periodista Victoria Bioque. Salimos de Sevilla en dos coches y qué manera de hablar. Los blogueros no servimos para cartujos, teniendo en cuenta que la mayoría de los integrantes de la gira (me encanta esta palabra ya en desuso) éramos periodistas. Menudo plan. Si recorres Córdoba de la mano de dos buenas anfitrionas se te olvida que llueve y que hace un frío que pela. El Mercado Victoria nos esperaba rozagante. Se acaba de inaugurar el 30 de abril y está espléndido con su despliegue tecnológico (wifi, pantalla gigante de televisión..) adaptado a la clásica estructura de hierro de las edificaciones de finales del XIX y principios del XX. De caseta del Círculo de la Amistad en la Feria cordobesa, al más moderno mercado, al estilo del de San Miguel en Madrid.
En sus treinta puestos encontramos todo lo mejor, fresco, bien presentado y exento de ese aroma que a veces acompañan estos lugares donde conviven carne, pescado, fruta…Los potentes extractores permiten recrearte, sin interferencias olfativas, en un clásico salmorejo adaptado a los nuevos tiempos, o en unas ostras exquisitas que te fijas en ellas y ellas en ti. Y de allí, en amor y compaña con los blogueros de la ciudad de la Mezquita, a seguir la estela que dejan los patios de Córdoba. Geranios rojos que afloran de unas macetas azules, el color de los Omeya, apuntan henchidos de orgullo los de la tierra. Patrimonio de la Humanidad, los patios es visita obligada en este mes de mayo tan caprichoso: ahora llueve; ahora luce el sol.
Llovía cuando buscamos refugio en el bar Santos. Una copa de Montilla y una tapa de tortilla de patatas que sobresale del plato. Con el estómago entonado después del contundente tentempié, nos vamos a ver los cueros de Córdoba a Meryan, a cuyo frente están los hermanos López-Obrero. Cordobanes, guadameciles y los más variopintos artículos de piel. Y de pronto el recuerdo de aquellos artesanos que en el siglo XVI llegaban a estas tierras para «curtirse». Desde entonces la palabra inglesa Cordwainer hace referencia a un profesional que ha aprendido su oficio en esta ciudad española. Hoy sería como hacer un máster; entonces era reclamado por el rey Enrique VIII para que le realizara las más preciadas botas, una de las debilidades del coqueto monarca.
Y ahora, a comer. Un picnic elaborado con todo detalle por la empresa cordobesa Yuju. ¡Qué paz! sentados en la balconada de la Posada del Potro. En las pupilas, el puente romano, la puerta del Perdón de la Mezquita, la Alcazaba, la Corredera… Ya puede llover lo que quiera, que Pepe Campos nos enseña con la maestría que da la experiencia la solera de las Bodegas Campos, que nacieron en 1908 y que desde la década de los ochenta se dedican también a la hostelería. Cuánta historia y cuántas anécdotas. Y cuánta poesía en la presentación de Brigitte, la eficiente comunicadora encargada de meternos de lleno en el embrujo de Córdoba durante la presentación de la I cata de fragancias de la perfumería Aromas.
Habían elegido con sumo esmero los perfumes evocadores de los olores de los patios que rebosan flores. A saber: Boss Nuit pour femme, con su jazmín, su violeta y su durazno; Les Cascades, de Rochas, con sus raíces de lirio, su piña y su mango; Eau de Lacoste pour femme, con su flor de azahar, su vainilla y su sándalo y La vie est belle, de Lancôme, inundada de iris, jazmín y flor de azahar. Para ellos: Hugo Red, con acordes de madera de cedro, y Lacoste, el espíritu del clásico polo, en una fragancia con pomelo, romero y nardo. El pastel cordobés llegó en el mejor momento y con él una copita (o dos, que no conducíamos) de Pedro Ximénez. La I cata de fragancias de la perfumería Aromas se había acabado, pero no la esencia de Córdoba; es de las que perdura en el tiempo.
9 comentarios
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Son tan estupendas tus descripciones y los relatos de tus experiencias, que parece que yo también he viajado a Córdoba en estos días.
Cgracias Clara por estas riquísimas aportaciones.
Un beso
Mª Carmen
Clara da gusto leerte, es un placer haber podido compartir esta experiencia contigo que eres una pedazo de profesional como la copa de un pino.
Tus palabras embellecen aun mas esta ciudad, GRACIAS!!
Espero que esta visita no sea la ultima y nos veamos en mas ocasiones:)
Un beso!
Carmen
Desde luego coincido con los comentaristas, me ha llevado a Córdoba este texto tan bien escrito, este blog da gusto de leerlo!!! Felicidades a Aromas por contar con tan buenos profesionales.
Enhorabuena Clara, me ha encantado el post que sentimiento y buen gusto el contar con mero detalle el buen rato que pasamos, para mi fue escaso y si cabe volver a coincidir porque sois geniales. Toda una profesional y con un gran talento… Se me encogió un pequeño pellizco en el corazón de leer tus palabras para mi tierra adoptiva…
Gracias hasta muy pronto…
Soy una cordobesa de esas con movilidad exterior; o sea, fuera de mi tierra. Me han pasado este enlace y se me caen las lágrimas a borbotones. Qué sensibilidad tan grande. Qué manera de escribir. Enhorabuena.
Con que cariño , y buen gusto describes este paseo por Córdoba. Ha sido un placer recibirte y acompañarte Clara.
No soy capaz despues de haber visto Cordoba con tus ojos.
Lo unico que me sale es. Ole
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