Bueno, pues habemus fragancia Loewe bajo la égida del último fichaje de la Casa, Jonathan Anderson. Realmente son dos, una para mujer y otra para hombre, que se pueden incluso mezclar y seguir la charla olfativa hasta que les den las tantas. Según informan, la de mujer, Loewe 001 Woman, lleva notas cítricas de salida y en su corazón cuenta con jazmín egipcio, mezclado con lino y un acorde de sándalo. Se define como la fragancia floral, fresca y caliente del «día después» (una supone que ese después es el de una cita romántica, claro que a saber). En el fondo destaca el ámbar, acompañado de almizcle blanco y una sensación «gourmand» (golosa) que le imprime la vainilla. Por su parte, Loewe 001 Man, la de hombre, abre con una mezcla de bergamota de Calabria, mandarina y cardamomo. El corazón, amaderado, combina notas agrias de madera de ciprés, con madera de sándalo, cedro y vetiver, enriquecido con una nube de semillas de Ambrette y de semilla de zanahoria. Una definición que recuerda a uno de esos platos de chefs de nuevo cuño, sobre todo al contar la base con esencia de violeta, almizcle blanco y terroso pachulí de Indonesia. Los frascos y la numerología me recuerdan, qué quieren que les diga, a los perfumes Chanel, al 5, al 19 y al 22, y a sus exclusivos, que ya llevan un rato en el mercado.