De Jean Patou hay mucha gente que sólo conoce «Joy» (Alegría) presentado en sociedad como «el perfume más caro del mundo», el mejor eslogan para vender como churros cualquier producto. Aquello ocurrió en plena crisis económica mundial; o sea, la del 29, porque ahora estamos, al parecer saliendo, de otra que puede ser su clon. Las crisis siempre traen un buen cambio debajo del brazo. Ahora, tampoco creo que tenga relación con la crisis, pero acaba de salir al mercado el libro «Jean Patou. A fashionable life», de Emmanuelle Polle y Francis Hammind y editado por Hardcover, donde se hace un repaso de la trayectoria personal y profesional del diseñador que nació en 1880 en Normandía y que triunfó en la moda en las décadas de los 20 y los 30.
Patou, que procedía de una familia de curtidores, vistió a conocidas actrices de Hollywood como Louise Brooks, pero donde se llevó la palma fue en la ropa deportiva. La tenista Suzanne Lenglen llevó sus modelos dentro y fuera de las pistas, aunque sus faldas plisadas a media pierna y los cárdigan sin mangas siguen estando de actualidad. Patou, en las décadas de los 20 y los 30, creó ropa para mujeres modernas que llevaban una vida activa y para las que aspiraban a llevarla y se quedaban en la apariencia. Abrió casas en distintos puntos señeros donde la alta burguesía iba a reponerse de su ajetreada vida. A saber: Montecarlo, Biarritz, Deauville y Venecia.
De todas formas, a Jean Patou se le reconocía por la sencillez de sus diseños, con vestidos donde primaban el talle natural y la silueta simple. A principios de los años veinte presentó modelos cubistas, sin olvidarnos de los trajes de baño, además de poner su monograma en sus prendas. En 1929 sacó la línea princesa, de talle alto y trabajó por colleras la alta costura y la confección. El libro, que hará las delicias de estudiantes, curiosos y amantes de la historia de la moda, nos alerta del bagaje de un hombre que revolucionó el mundo del diseño.
Jean Patou murió en 1936 y su vida profesional la vivió en plena competencia con la gurú de la moda del momento, Coco Chanel, aunque supo situarse sin necesidad de sacar los puñales ni entrar en liza como lo hiciera Elsa Schiaparelli. Por la casa de Patou pasaron grandes de la costura como Marc Bohan, un Karl Lagerfeld (en la imagen superior) casi desconocido, joven y sin sus distintivas gafas negras; Jean Paul Gaultier y Chirstian Lacroix, el último director creativo. Con su marcha para independizarse en el año 1987 se echó el cierre a una firma que ahora se recupera, aunque sea en un libro de los de toda la vida, con su papel y su portada, muy desafortunada, por cierto.