Han sido los sombrereros de Dior, bajo la batuta de Stephen Jones, para la colección Crucero 2023, exhibida en la Plaza de España de Sevilla. Una de las mejores de María Grazia Chiuri, a juicio del presidente de la marca, Pietro Beccari, y de esta cronista de moda. Fernández y Roche (www.fernandezyroche.com) instalada desde el año 2005 en el Polígono Los Llanos, de Salteras, en Sevilla, tiene una larga y dilatada trayectoria que data del año 1885, cuando pusieron sus cimientos en la zona noroeste del casco antiguo, donde, a finales del XIX, se ubicaban las industrias sevillanas.
Hoy, Fernández y Roche está dirigida por Miguel García Gutiérrez, un joven ejecutivo que impregna de dinamismo y pasión su trabajo. Me ha invitado a las instalaciones para ver en vivo quiénes forman parte de esta industria artesana que exporta el 95% de su producción. «Vendemos en Estados Unidos y Canadá, en toda Europa, a Japón, Corea, China, Israel, Marruecos y Qatar. Por supuesto, también vendemos en España y en Sevilla, donde se concentra el mayor número de sombrererías de nuestro país. Además de nuestra marca, fabricamos a otras veinte firmas». La calidad sigue siendo el estandarte de Fernández y Roche, pero también cuenta con otros valores que la hacen ser puntera.
«Hay que ser muy eficientes en cuanto a la producción y a las entregas; es decir, la distribución, que son siempre los grandes escollos del sector de la moda. En la actualidad, contamos con cincuenta trabajadores fijos y seis discontinuos, pero seguimos creciendo. La plantilla, que lleva toda la vida laboral en la fábrica, está formada por un 70% de mujeres, ya que el horario permite la conciliación familiar. Es una plantilla renovada, en comparación con Borsalino, la conocida marca de sombreros italiana, donde gran parte de sus empleados son mayores. Esta circunstancia hace que el oficio se vaya perdiendo. La continuidad en la artesanía es muy complicada».
«Nosotros- añade Miguel García Gutiérrez- creamos nuestra propia escuela de sombrerería. Se enseña el oficio y los trabajadores se van incorporando a la fábrica con cadencia. Mi sensación es que en otros países se ha desprotegidos a la artesanía. La mejor forma de mantener un oficio es hacerlo sostenible. Lo ideal sería que los gobiernos fomentaran las ayudas a la industria artesanal, sobre todo en materia de formación, así como conectarla al tejido empresarial. De lo contrario, se pierde el trabajo de artesano. Y sí, el lujo de hoy es la artesanía, pero hecha de forma valiosa, por eso las grandes compañías la potencian».
El desfile de Dior en Sevilla ha constatado esta tendencia. Y Miguel me cuenta cómo llegó el viernes de Feria Stephen Jones, el sombrerero de Dior, para encargar los 1.300 sombreros y hacer una producción efectiva en una semana. «Fuimos superando los continuos retos que nos salieron al paso. El reto de encontrar 1.500 campanas en el mercado global, que es Ecuador, en una fecha en la que Qatar había hecho acopio de sombreros para el Mundial. Los hicimos de diferentes tallas; unos, en negro de fieltro y de panamá y otros, en blanco, sólo de panamá. Éstos precisamente fueron los que se regalaron a los invitados, a los periodistas y al staff de Dior».
«En la cinta interior de éstos últimos iba bordado-se bordaron en Italia, que es donde están las cintas de mayor calidad- nuestro escudo, en el que figura el nombre Fernández y Roche y Sevilla 1885. Stephen Jones quedó encantado con la fábrica y le ha visto muchas posibilidades. Es verdad que nosotros hacemos sombreros para otras marcas de alta costura, pero tengo que reconocer que ha sido una oportunidad incorporar un nuevo cliente a nuestra cartera. Dior nos acaba de encargar para octubre, que es cuando se vende la colección, otras mil unidades del sombrero blanco de panamá. ¡Qué alegría que Dior y Chanel, que son los prescriptores, incluyan sombreros en sus colecciones! Ellos los prescriben y otros, como Zara o H&M, los socializan».
Para Miguel García Gutiérrez hay que potenciar nuestro destino turístico desde el punto de vista empresarial y cultural. «Esta colección, exhibida en la Plaza de España, ha estado apoyada en la cultura, en la arquitectura, en la música…Ha sido un espectáculo trascendente y eso lo hace irrepetible y con un atractivo mundial. El Ayuntamiento, que dirige Antonio Muñoz, tiene muy claro que somos muy buenos haciendo eventos y para ello cuenta con la moda, que evidentemente es un negocio y un escaparate al mundo. Lo único que deben hacer los artesanos es creerse que tienen una proyección mundial. Cuando haces un producto de calidad, siempre va a haber alguien que lo sepa apreciar».