Había una vez un joyero llamado Marie-Etienne Nitot, nacido en París en abril de 1750, que había trabajado en el taller de Aubert, el joyero de Corte de la reina María Antonieta. Con los años y con su trabajo, imagino, porque en los cuentos todo sucede en un abrir y cerrar de ojos, se convirtió en el joyero de Josefina Bonaparte, que, por lo que trasciende, debía ser un poquito caprichosa la mujer; hoy diríamos consumidora compulsiva.
Eso ocurrió en el año 1802 y en el ascenso le acompañó su hijo François Regnault. Padre e hijo crearon una joyería que pasó a la historia como símbolo del boato que ostentaba Napoleón. Esa joyería es Chaumet, de la que hoy traemos a telademoda.com unos brazaletes con diseños hexagonales, basados en los panales y en las formas de las abejas. La abeja dorada adornaba el atuendo y decoraba los apartamentos de la pareja imperial.
Los originales y deseables brazaletes (también se pueden mirar, no todo es poseer, queridos seguidores) han sido diseñados para poder ser engarzados unos con otros, combinando los tonos de la miel con diamantes y lisos y así asemejar la forma de un panal. O sea, en oro rosa, amarillo y blanco. Una joya para evocar, el que quiera, no es obligatorio, el poder divino y eterno de Napoleón I y su esposa Josefina.