CAROCHO, LOS CALCETINES ESPAÑOLES MÁS SOLIDARIOS

por Clara Guzmán

Vuelve Carocho (www.carocho.com) a telademoda. Sí, la firma de calcetines solidarios y sostenibles «made in Spain». La historia de esta empresa, surgida a raíz de la pandemia de Covid 19, nos la contaron Isabel Muguruza y Eva Olivar, las dos valientes mujeres que se liaron la manta a la cabeza y conjugaron el verbo emprender con un objetivo muy loable, el de la solidaridad. El fin último de esta aventura es hacer un mundo más inclusivo al normalizar enfermedades que, por desconocimiento, se margina a quien la padece. En marzo, cuando se estrenaron en el blog, estaban con los temores propios de los principiantes, en la actualidad ya hay treinta empresas que confían en ellas. En Carocho se pueden adquirir calcetines para toda la familia e incluso de cara a las fiestas navideñas o a cualquier fecha señalada, encargar que los personalicen con el logotipo, el escudo o un motivo de tu empresa o profesión. Un regalo de lo más original.

Empezaron en el 2021 con cinco modelos de calcetines y ahora cuentan con un total de cuarenta y seis. Dicen que no sólo se debe a su esfuerzo y tesón, sino a la cantidad de gente maravillosa que se han encontrado en el camino. En abril abrieron un local en la calle Régulo, 1, de Aravaca. Una oficina donde también se pueden adquirir sus singulares calcetines, sin olvidarnos de la venta «online». Las dos socias trabajaban en la misma empresa de publicidad cuando el Covid dio un giro a sus vidas. «A Eva, que fue de las últimas en llegar, la despidieron y yo entré en un ERTE». Pero como suele suceder, fue el momento propicio para que Isabel se embarcara en un proyecto que diera visibilidad a todas esas personas que padecen la misma enfermedad que su hijo Iñigo. «Su enfermedad no tiene un rasgo distintivo. Le faltó oxígeno al nacer, tiene 15 años, no sabe leer ni escribir y su evolución es lenta, aunque nunca ha involucionado. Lucho porque sea lo más autónomo posible».

«Carocho lo lanzamos por Iñigo, no para Iñigo. El 50% del beneficio de cada venta de calcetines se dona siempre a una fundación que trabaje para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad. En nuestra corta andadura hemos hecho donaciones a las fundaciones Querer, Gil Gayarre y Prodis. También hemos colaborado, en la medida de nuestras posibilidades, con otras entidades en momentos concretos». Isabel se emociona al recordar que fue Decathlon de San Sebastián de los Reyes (Madrid) los que primero confiaron en ellas. Los motivos del calcetín fueron pelotas de fútbol, balones de baloncesto… y el elemento diferenciador que distingue siempre a todos sus diseños, la cara de su hijo Iñigo. «Ese elemento diferenciador es un guiño a la discapacidad, un distintivo para remarcar que ser diferente es algo común».

Los calcetines Carocho se hacen en Castilla-León, son de algodón orgánico o de algodón peinado y llevan siempre un motivo con temática española. Puede ser cultural o de la vida cotidiana. Desde mayo han incorporado doce novedades a cual más curiosa y divertida. Por ejemplo, los abanicos con un ventilador como elemento diferenciador; las ovejitas con el contrapunto de la madeja; las piñas con una apetecible copa de piña colada o la manzana con un sidrero escanciando tan deliciosa bebida. Isabel y Eva siempre están dándole vueltas a nuevos motivos, que luego hace realidad el diseñador de la marca. «Nuestros calcetines son sostenibles, abogamos por el comercio de cercanía, fomentamos la producción española y respetamos el derecho de los trabajadores. Las tallas de los calcetines van de la 31 a la 35 en niños; de la 36 a la 40 en mujer y de la 41 a la 50 en hombres. En estos momentos ya estamos recibiendo encargos de empresas, clubes y asociaciones para personalizar los calcetines Carocho que entregarán a sus empleados o socios estas Navidades».

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