Ángeles Verano, en sus bodas de plata con la moda flamenca

No hace falta que Ángeles Verano diga que tiene la misma ilusión que hace veinticinco años cuando empezó a diseñar trajes de flamenca. Se le nota cuando te enseña su última colección, cuando te explica cada detalle. «No podría vivir sin esto, es un trabajo creativo y lleno de vida. En el momento que deje de disfrutar, lo dejaré».

«Nunca pensé que iba a llegar tan lejos. He conseguido tantas cosas…He vestido a tantas mujeres. Me he enriquecido tanto y además nunca paro de aprender». Y ahí está su última colección «25 primaveras», presentada en We Love Flamenco, para atestiguar que Ángeles Verano (www.angelesverano.com) sigue con su pasión en danza.

«En la época de crisis tuve miedo pero no quise tirar la toalla. La economía se vio muy afectada y los artículos de lujo pasaron a segundo plano. Muchos compañeros se quedaron en el camino y eso te hace pensar: ¿por qué no voy a ser yo uno más? Si entonces hubiera bajado la calidad de mi trabajo, no estaría aquí».

Ángeles Verano, cuya madre fue una reconocida modista de El Puerto de Santa María, donde nació, dice que no hay dos mujeres iguales y que por tanto no puede haber dos trajes iguales. «Queremos ser exclusivas y el traje debe ser acorde con el físico y con la personalidad. Que realce, pero que tape lo que haya que tapar. No somos perfectas».

En estos veinticinco años, Ángeles Verano le ha dado un vuelco al traje de flamenca, pero conservando su esencia. «He sido pionera en bajar los talles, en quitar las mangas, en introducir tejidos como el látex, el vaquero, el cuero y las transparencias, sin cruzar esa frontera que desvirtúa el traje. Innovar hasta cierto punto».

«Creo que se debe buscar la sincronía entre lo atrevido y lo clásico. Hay que reconocer -continúa- que en estos veinticinco años ha habido una evolución y se ha creado una industria de la que vive mucha gente. Los organismos oficiales deberían ver que es una fuente de ingresos que no se fomenta».