Cinco años después de cerrar su casa de alta costura, el modista o couturier, poniendo la boca como si se dijera confitura en español, Jean -Louis Scherrer ha muerto en París a los 78 años. Desconocido por las nuevas generaciones, Scherrer entró en el mundo de la moda por un «traspié» cuando se preparaba para ser bailarín profesional. El cambio de los escenarios por enaltecer a la belleza femenina le trajo más de una satisfacción, entre ellas el Dedal de Oro por su colección Russe Otoño/Invierno 1980-1981, todo un éxito internacional, pero también alguna puñalada trapera. Enamorado de la moda de los años treinta, solía decir que esa época duraría para siempre, que era eterna. Greta Garbo y Marlenne Dietrich eran sus musas, en las que a veces se inspiraba para sus vestidos de noche.
Su inoportuna lesión le llevó hasta el atelier de Chistian Dior, donde inició su carrera de estilista bajo la dirección artística de otro grande también desparecido, Yves Saint Laurent. Sus creaciones eran coloristas- dicen que era el rey de las flores; donde no faltaban los lunares ni el estampado de leopardo- ¿les suena? Si es que está todo inventado; o las faldas ajustadas a la cintura. Todas estas hechuras encandilaron a lo más granado de los setenta: Sofía Loren, Claudia Cardinale o Jackie Kennedy, que si nos fijamos se dejaba encandilar por todo aquello que fuera bello. Muchacha lista esta neoyorkina con ancestros franceses.
Scherrer también destacó por ser el modista de grandes damas de la sociedad gala, pero sobre todo de la señora Giscard D’Estaing, esposa del entonces presidente de la república francesa (1974-81). Una clienta que le dejó ese «estigma» -ese no te signifiques, hijo, que decían antes las madres-, que hizo albergar dudas acerca de si su promoción por parte de grupos industriales y políticos franceses para competir con las Casas Dior e Yves Saint Laurent era por méritos propios o ajenos. No obstante, Scherrer ha dejado su impronta no sólo en los tejidos, sino en su empeño en sacarle partido a la figura femenina marcando los hombros o dejándolos al desnudo.
Su trayectoria en solitario empezó en 1962, después de tres años en Dior, cuando abrió su tienda de lujo en el célebre Faubourg Saint-Honoré de París. En los años 70 decidió trasladarse al número 51 de la señera avenida Montaigne de la capital francesa, donde se codeó con firmas como Chanel, Louis-Vuitton o la propia Dior y comenzó su trayectoria en el prêt-à-porter femenino. Siete años después, la marca Jean-Louis Scherrer se impuso en Japón, donde alcanzó su verdadero triunfo. Unos años más tarde, en 2000, el mercado chino le abrió las puertas con la inauguración de su primera boutique en este país.
El estilista también se lanzó a la creación de perfumes, como Jean-Louis Scherrer, Nuits Indiennes o S. En 1988, el creador relanzó la moda del pantalón largo con su colección de primavera/verano. La inauguración de su primera línea en cuero no llegó hasta los años noventa, época en la que la firma se diversificó con las colecciones de distintos complementos como gafas, zapatos o corbatas. El 11 de abril de 1990, Scherrer decidió asociarse a las casas Seibu y Hermès para asegurar el futuro de su marca. Inicialmente debía permanecer como director artístico hasta principios de 2000, pero en 1992 dicen que dimitió, dejando su puesto a Erik Mortensen, pero él aseguró que lo habían echado como a un barrendero. Cuestión de matices.
En el año 1994, la primera colección de Jean-Louis Scherrer sin el propio costurero fundador, recibió también el Dedal de oro de la Alta Costura Parisina. Bernard Perris, Stéphane Rolland y Christian Clerc también siguieron la estela de Scherrer a la cabeza de la firma, para la que idearon la línea de prêt-à-porter masculina. El grupo Scherrer fue finalmente comprado por Alain Duménil, que posee otras marcas de lujo como Louis Féraud o Smalto. La casa de alta costura cerró definitivamente sus puertas en 2008. «Representaba el mundo de la alta costura: el auténtico, el antiguo. Un mundo que ya casi ha desaparecido». Ha dicho en su despedida Pierre Bergé con más razón que un santo.
2 comentarios
Gran perdida para el Mundo de la Moda, seguro que los buenos del Cuento del Trapo lo echarán de menos, yo ya hacia tiempo que añoraba la elegancia de Sherrer, me consuelo usando sus trajes, camisas y corbatas, que este año he vuelto a sacar de mi armario de los recuerdos, una de estas prendas la voy a retirar del armario y a ponerla en un marco, las obras de arte hay que conservarlas, además de para admirarlas, para aprender de ellas y de Sherrer hay que aprender mucho, por que el, es uno de los que creía que no estaba todo inventado, yo también creo que queda mucho por aprender, inventar y cortar, si no fuese así apaga y vámonos. Mi mas sentido pésame a su familia y a todos los que sentís la moda como una forma de vida.
Una gran pérdida. ¿Dejaremos que la alta costura, la de verdad, se pierda?
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