El gran Paul Poiret, no confundir con Poirot, que éste es del género misterio, decía, allá en los principios de todo, que el vestido era una industria cuya razón de ser es la novedad. Quien dice el vestido dice las botas de lluvia, esas de las que sus usuarios esperan que varíen de año en año porque a todos nos gusta lo nuevo para poder arrinconar lo usado, que no viejo. Pero para que haya novedad, y eso ya no lo dijo Poiret, eso lo digo yo, tiene que haber fundamento, aunque fundamento lo usaba mucho Arguiñano en la cocina. Pero como la moda es algo así como un buen guiso, vamos a aceptarlo.
Cuando digo fundamento quiero decir una firma con la trayectoria y la infraestructura necesarias para poder permitirse el lujo de lanzar una colección de botas de agua todos los años. Casi siempre creemos que esas cualidades sólo la tienen las empresas allende nuestras fronteras. Pero esa manera de pensar está en nuestro ADN, como dicen que está la envidia, que es nuestro pecado capital; el de los españoles, vaya. Pues resulta que aquí, en suelo patrio, hay empresas que, como Igor, gozan de esas condiciones necesarias para tener contentos nuestros pies y los de los otros.
Igor (www.igorshop.es) que ahora también se ha lanzado a calzar a los mayores, estará muy colorido este próximo otoño-invierno con sus botas de lluvia…, sí, siga cantando que es lo que apetece. Para los más pequeños (de 1 a 10 años) están los modelos Carla, Tritón, Piter, Pipo, Camper y Splash. La lista sigue en botas ecuestres, de inspiración náutica o pescador, con estampados animal y cachemira, charoles con lazos de raso y…un nuevo modelo: el botín Aitana. Cambia la forma, pero no el fondo. El fondo es el de siempre, el de una empresa española con más de cuarenta años en el mercado. Casi nada.
1 comentario
Que simpáticas son !!
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