Todo empezó con la entrada «Los encajes de Catalina» y todo va a terminar con el despeje de la incógnita que dejé en el aire. Con motivo de la boda de los actuales duques de Cambridge, publiqué una curiosa historia sobre la relación entre Catalina Middleton y Catalina de Aragón, la última hija de los Reyes Católicos y esposa de Enrique VIII. El vínculo no sólo se refería a que fueran tocayas, sino al hecho de que la ya esposa de Guillermo de Inglaterra pasara por el altar con un traje, muy Grace Kelly, pero donde los encajes eran los reyes de un vestido con mucha vitola.
De Oriente a Occidente
Yvonne Deslandres, una estudiosa de la moda muy respetada, cuenta en su libro «El traje. Imagen del hombre», cómo y dónde nació el encaje, ese exquisito adorno que hace que una prenda se distinga. «Parece ser – cuenta- que fue en Italia donde surgió la idea de tirar de los hilos de tela blanca que se empleaba para los pañuelos o las camisolas íntimas, volviendo a tomarlos con las agujas para crear motivos transparentes, de formas necesariamente geométricas, que se inscribían en el trazado rectilíneo de la tela. Pero a los obreros se les ocurrió inmediatamente crear con su aguja, al borde de la tela, un trabajo de puntos al aire que se separaban de los hilos sacados y daban así nacimiento al encaje».
Pero Maribel Bandrés, autora de una obra de consulta magnífica y muy bien documentada, afirma que el encaje propiamente dicho no se generalizó hasta el siglo XV, y fija su origen en Oriente, «donde se fabricaron desde la Antigüedad telas parecidas a la gasa y a la muselina, que eran bordadas por el sistema de hilos sacados». Los egipcios, cómo no, confeccionaron mallas de hilos bordados con cuentas de vidrio y en sus vestidos, sigue contando esta experta, aparecen labores labradas a la aguja formando delicados hilos.
Colbert, el visionario
Por tanto, no es Francia la cuna del encaje, aunque se disputa su origen, así como Italia y Bélgica, e incluso los Países Bajos. Volviendo a Yvonne Deslandres y a su ilustrativa obra, asegura que, «tratado con agujas en Italia y con husos en Flandes, el encaje de hilo de lino blanco de buena calidad será siempre un producto caro, ya que proviene de manos obreras especializas y lentas». Es verdad y ahí coinciden varios autores, que el encaje como lo conocemos ahora tiene sus comienzos en el siglo XVI. Pero, ¿por qué se asocia a Francia con este tipo de trabajo artesanal? Es sencillo si nos adentramos en el peso específico que la moda ha tenido en la economía del país vecino. En el siglo XVII, Colbert, ministro de Luis XIV, excelente gestor que desarrolló el comercio y la industria con su política de creación autóctona de productos de lujo, consiguió llevar a algunas obreras venecianas hasta Alençon y otras ciudades del reino, para formar un cuerpo de encajeras francesas. Cuenta Deslandres, que este grupo de artesanas inventó el llamado punto de Francia, de aspecto más liso que el de los encajes italianos y con mayor armonía entre los espacios huecos y los labrados.»
Lo que no cuenta esta autora es que también nació el punto Colbert, en homenaje a este político convencido de que la moda era un puntal de la economía de su país. Los hay con visión de futuro. Andando el tiempo y en pleno siglo XXI, una futura reina de Inglaterra se casaba con un vestido, de Sarah Burton, cuajado de encajes, trabajados por los estudiantes de la Real Escuela de Encajes del Palacio de Hampton Court, que se lavaban las manos cada treinta minutos y cambiaban sus agujas cada tres horas para mantener intacto el blanco roto elegido por la novia. Antes, en el siglo XVI, su tocaya Catalina de Aragón había dejado para la posteridad un encaje que lleva su nombre y una expresión pin (alfiler) money (dinero) para referirse al dinero de bolsillo de las mujeres, en recuerdo del estipendio que la monarca les daba a las encajeras que bordaban con ella. Catalina de Aragón, para satisfacción del curioso lector, fue una adelantada de su época. Según Salvador de Madariaga, tenía tan buenas manos para las labores como inteligencia para hablar latín, inglés, francés y catalán. Lo siento, pero no he encontrado documentación alguna que asegure que este último idioma lo hablara en la intimidad.
20 comentarios
Excelente y entretenido artículo. Una visión comparativa de la moda en los tiempos nos transporta de unas épocas a otras con muchas similitudes.
Gracias por tu cortesía de escribirlo!.
Conchita
Gracias Clara, articulo interesante… me intereso de encaje y moda, si tienes gusto también mira mi sitio o mi blog…gracias, Maria
Interesantísimo artículo sobre los la historia de los Encajes, ésta obra de arte hecha con mimo por manos artesanas que da a las mujeres que nos lo ponemos para alguna ocasión especial una elegancia y distinción inmediata.
Gracias Clara.
Enhorabuena por este documentado artículo. Este blog merece la pena.
¡Y cómo no va a ser interesante lo que cuenta la bloguera! Nada más y nada menos que las interioridades de la corte inglesa de los Tudor, que ha servido de inspiración a numerosas películas y series de televisión, en la que el rijoso Enrique VIII cambiaba de mujer como de camisa. Varias de ellas pagaron su amor, o su desamor, con su cabeza. Con Catalina no se atrevió Enrique, quizás por la superioridad moral de esta y sobre todo porque la recién unificada España era una potencia con la que no cabía enemistarse.
Qué curioso lo que cuenta Gregal, me ha hecho recordar a mi madre haciendo su labor de ganchillo y a mis hermanas afanándose bajo su dirección.
Por cierto, hay quien pide una continuación de esta historia. ¿Qué sabe la bloguera de esos insistentes rumores acerca de que entre los cuñados Pipa y Harry hay algo más que afecto familiar?
Es un auténtico lujo el recibir informaciones de este tipo, no sabes lo agradecidos que estamos (y hablo en nombre de todos) los sombrereros pues es de gran interés poder ampliar nuestros conocimientos gracias a tu blog Clara. Ahora estamos exportando a America y Katar y no te pudes imaginar la demanda de sombreros y tocados de encaje como es. Así que este artículo viene como llovido del cielo. Tendencia por los cuatro costados.
BESOS DEAR CLARA
Ahí la tenemos de nuevo, esta bloguera no descansa. Excelente artículo, como siempre muy bien documentado. Se nota que es una profesional de la comunicación, de forma amena nos mantiene formados e informados.Gracias por tu labor divulgativa.
Al hilo del tema, estos encajes me han recordado una labor que hacía mi madre, también de encaje, llamada Frivolité o encaje de lanzadera.Que curiosamente tiene su origen en Oriente y llegó a Europa de la mano de Marco Polo en uno de sus viajes. Pero el resto se lo dejo a Clara, ella sabrá adentrarnos en la historia de esta labor artesanal de esa forma tan interesante que la caracteriza.
Esto es calidad.
Me gusto la primera parte,pero la segunda me ha gustado mucho mas!ahora quiero aprender a hacer encaje!!
Interesantisimo clara, lo lei, que tal como te lo escuche el otro dia me apetecia muchisimo leerlo del todo.
felicidades, me vas a ver mucho por aqui.
cecilio
Es un blog muy fino y elegante, con comentarios muy sesudos.
Muy bien encajado el artículo, Clara.
Es extraño encontrar en internet este tipo de blogs. Por eso la felicito. Escribe usted muy bien, es amena y entretenida. Además cuenta cosas de interés. ¿No escribe usted libros?
Hola Clara! me gusta cómo ilustras sobre el tema que publicas. Y una pregunta : por qué son tan famosos los encajes de Bruselas? Un beso!
¡ qué interesante!, me encantan los encajes. Yo misma, en mi tiempo libre soy alumna de un taller-escuela de encaje de bolillos de puntillas tradicionales y contemporáneas.
Clara, muchas gracias por la información que nos das, me resulta muy amena la lectura de tus comentarios…
Clara, eres un encanto, no solo nos pones al día en lo que a tendencias se lleva sino que nos ilustras con unos datos históricos súper interesantes. Me encanta leer tu blog.
Muy interesante. Espero que la gente valore tu trabajo.
Precioso artículo, quiero más!!! la continuación, please.
Besos, Marta.
Qué bonito Clarita. Muy interesante.
soy Yasmín de Lanzarote. Felicidades.
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