El bolso es una prolongación de su usuario. Un báculo en el que se apoya, sus manos y sus pies, que se dice en Andalucía. No sin mi bolso, no sin ese cómplice mudo y misterioso que encierra en su interior secretos, intimidades y primeros auxilios cosméticos, sanitarios y benefactores. El bolso tiene su historia. Una historia que el Museo Nacional de Baviera, en el sur de Alemania, ha decidido exhibir para que el visitante curioso, en el buen sentido de la palabra curioso, sepa de su recorrido desde el siglo XVI hasta nuestros días. La muestra permanecerá abierta hasta el 25 de agosto. Una buen opción para las vacaciones estivales.
Son un total de trescientas piezas históricas, donde se pone de manifiesto que el bolso no es un complemento exclusivo de la mujer. Efectivamente, a la moda le dio carta de naturaleza el hombre. El hombre que era el que salía de casa y, por tanto, tenía que ir en un punto para hacer negocios, política ¿o no es lo mismo? y contactos. La muestra, que lleva por título «Bolsos: historia de la cultura europea de los siglos XVI a XXI», abarca desde las primeras versiones del monedero, bolsos de caza, equipaje de viaje y los llamados «pompadour», hasta los diseños más modernos, que desde finales del XIX fueron territorio cuasi exclusivo de la mujer, a excepción de los denominados, con mucha sorna, eso sí, «mariconeras» y que usaron muchos hombres.
Según la información facilitada por el Museo Nacional de Baviera, en la exposición se pueden contemplar algunas de las piezas más valiosas procedentes de la Casa Real bávara. Ahí está el relamido bolso de caza de terciopelo de seda verde y ornamentos dorados del duque y príncipe electo Maximiliano I, que constituye un ejemplo del destacado arte del bordado de los talleres de la corte de Múnich. Además de un monedero de terciopelo con ornamentos plateados, propiedad de Luis I, y algunos bolsitos, probablemente realizados por las princesas de la Casa Wittelsbach.
La mayoría de estas piezas están elaboradas en cuero, lino, terciopelo o seda y forman parte de los fondos del museo. Están adornadas con hilos dorados y plateados, perlas, distintas aplicaciones y lazos, muchos lazos. Además, la exposición se completa con cuadros, esculturas y gráficos para que el visitante se haga una idea del contexto histórico-cultural en el que se desenvuelve este accesorio tan imprescindible. También podrán contemplarse dos bolsos de la actriz y cantante alemana Marlene Dietrich y uno de Christian Lacroix.
Hay muchas curiosidades que demuestran que la moda es un reflejo de la sociedad de cada momento. Por ejemplo, la burguesía del siglo XVI, mujeres y hombres por igual, llevaban a la vista los monederos cuanto más abultados, mejor, como señal de su elevado estatus social. Luego, en el XVII y en el XVIII se «camuflaron» entre los pliegues de los voluminosos mantos que portaban. Hay que tener en cuenta que las telas, hasta bien entrado el siglo XX, tenían un elevado precio, dada su escasez.
De los bolsos a las carteras, que aparecieron a mediados del siglo XVII, en las que mujeres y hombres guardaban sus cartas y documentos personales. Más tarde, en 1800, apareció el «ridículo», un bolso pequeño y plano que las mujeres se colgaban alrededor de la muñeca y que se convirtió en tendencia, siendo el artista invitado en el vestuario femenino. Y así hasta llegar al momento en que la mujer se incorpora al mundo laboral y adapta su guardarropa a sus nuevas circunstancias. El bolso se hace entonces necesario y se convierte en práctico y funcional. Una interesante muestra para recordarnos que la moda forma parte de nuestra vida y, por tanto, de nuestra historia.
5 comentarios
Que interesante, me encantaría ir!!! Hace tiempo escuche que los bolsos son los «nuevos» zapatos y la verdad es que da gusto coleccionarlos.
Muy interesante, siempre se aprende algo nuevo en tu blog, da gusto leerlo.
me encantan tus post, tan reales, tan espectaculares
Que post más interesante. Este blog es muy bueno.
Enhorabuena !!!
Es excelente tú Blog !!!
Los comentarios están cerrados