«Soy empresario a la fuerza, porque es mucho más difícil ser empresario de moda que diseñador». Roberto Verino (www.robertoverino.com) ha estado en Sevilla con una apretada agenda, como si fuera un político de los de antes. Políticos de los que había cuando empezó en este mundo recién estrenada la década de los ochenta del siglo pasado. Ha venido a inaugurar en la Sala Antiqvarium la exposición «40 años de #estiloverino», un recorrido gráfico y audiovisual por su dilatada trayectoria. Además, no ha querido perderse la reapertura de la renovada tienda que tiene en la calle Rioja. Su nuevo diseño de líneas más limpias y luminosas permite contemplar mejor las prendas. Roberto Verino sabe que Sevilla es una buena plaza y dice tener la suerte de que aquí lo quieran.
«Sevilla tiene mucho que ofrecer y hacerte disfrutar. Es una maravilla de ciudad, aunque llueva». Roberto Verino, a pesar del chaparrón, no ha dudado en subirse a la azotea del hotel Casa 1800, en pleno barrio de Santa Cruz, para dejarse fotografiar ante la Giralda. «Sevilla es un mercado muy importante para nosotros. Tanto que después de Madrid hemos venido aquí a hacer el cambio de imagen de la tienda. La pandemia nos ha demostrado lo necesarias que son las relaciones personales, por eso a nuestra clientela le debemos dar la máxima cercanía junto a un buen servicio. La gran ventaja es que no tengo que inventar nada. Esa ha sido mi vida desde que empecé: ofrecer el mejor producto con una buena relación calidad precio».
Consumir con sentido común, ese es su lema. «Sé que es ir a contracorriente, pero queremos demostrar lo importante que es invertir y no malgastar. Vestir el alma, llenarnos de autoestima y no disfrazar el cuerpo. El «low cost» es consecuencia de un consumismo difícil de erradicar; además, generar consumismo por consumismo da como resultado gente insatisfecha. Las materias primas no son buenas y eso redunda en las empresas, que van a menos. Para nosotros, el valor añadido de nuestras colecciones está en la funcionalidad y en la intemporalidad. La gente inteligente lo valora cada vez más y ve en ti un colaborador, porque damos valor a las personas y nos anticipamos a sus necesidades».
«El armario esencial es el más económico si lo haces con cabeza. La gente que lo percibe así acaba siéndote fiel y es tu mejor embajadora. Lo hemos comprobado después de estos tiempos difíciles de pandemia y por tanto de crisis económica, donde afortunadamente hemos seguido adelante. Vender tenemos que vender, pero con códigos éticos, porque antes de estético hay que ser ético». Entonces le pregunto si la moda sostenible es una moda y es rápido en contestar: «La moda sostenible es un argumento poco respetado, porque se están aprovechando de ello sin ser verdad. Desde el principio hemos defendido un estilo de vida que busca valores y pone a las personas por encima del diseño. Me niego a llevar la etiqueta de sostenible, etiquetas que se compran».
Le pregunto si es más difícil ser diseñador o empresario de moda y es tajante: «La gente tiene una percepción equivocada del empresario. El empresario, además de valiente, tiene que ser un loco. Algo así como un torero, porque le puede fallar el quite». Le comento que su comparación hoy en día no es muy políticamente correcta debido a la creciente corriente antitaurina. «¿También en Sevilla? Pero si es un espectáculo muy arraigado en nuestra cultura y además el toro de lidia es una industria… Pues la revista «Elle», cuando la Expo 92, hizo una fiesta y los diseñadores salimos por la Puerta del Príncipe de la Maestranza. Lo recuerdo con mucho cariño. Soy empresario a la fuerza, porque es más difícil ser empresario de moda que diseñador. Tengo en nómina a cuatrocientas personas y la suerte de que mi familia se ocupa de la parte empresarial».
Hablamos de la exposición «40 años de #estiloverino» que se podrá contemplar hasta el 12 de noviembre en la Sala Antiqvarium, en Las Setas. «Si miramos hacia atrás tenemos que decir que fuimos pioneros cuando en los años ochenta nos adentramos en el mundo de la moda. Es cierto que contamos con el gran cambio social que hubo en España, sobre todo en la masiva incorporación de la mujer al mundo laboral. Tenerla como consumidora de nuestra marca fue un lujo. Muchos diseñadores se quedaron en el camino, quizás porque no supieron dosificar sus energías y sus sueños. También para algunos fue más que una pasión una actividad económica. El secreto de mis cuarenta años quizás radique en la pasión por trabajar en un oficio que me gusta y que más que trabajo es un hobby. Tengo además la suerte de que el público me ha devuelto con creces lo que le he dado».
La exposición, compuesta por fotografías y audiovisuales y en la que, entre otras entidades, ha colaborado el Ayuntamiento de Sevilla, ha servido de inspiración a los alumnos de la Escuela de Arte y Superior de Diseño, que la han reinterpretado mediante la técnica del «collage». «Han hecho un magnífico trabajo y he comprobado que hay mucho talento en la Escuela». Como amante de la cultura en general y del arte en particular, le pregunto si la moda es arte. «Aquí hay que matizar- dice-; si la prenda es de las de usar y tirar, evidentemente, no. Pero si haces una colección pensando en hacer disfrutar a las personas tiene la misma finalidad que un cuadro o una escultura. ¿La colección más significativa de estos cuarenta años? Es difícil elegir, pero quizás la que tuvo como referente a Frida Kahlo, una mujer que sufrió y supo hacerle frente a las dificultades».