LEBOR GABALA NOS ENVUELVE EN SUS PONCHOS

por Clara Guzmán

La aparición del Covid en nuestras vidas ha provocado que muchas marcas dieran un giro a su manera de entender la moda. Unas, han optado por abrirle la puerta de par en par a la sostenibilidad, cuando antes sólo lo hacían de vez en cuando. Otras, han puesto sus ojos en la artesanía y en todo lo que desprenda aroma étnico. Es el caso de Lebor Gabala (leborgabala.com) que ha presentado una colección basada en trabajos tradicionales que aún perduran en muchas comunidades. Una de sus apuestas firmes para esta temporada es el poncho.

Los ponchos entraron en nuestras vidas en la década de los sesenta de la mano de las corrientes hippy y pop. No lo digo yo. Lo escribe con conocimiento de causa Maribel Bandrés en su libro «El vestido y la moda», una de esas obras imprescindibles si de verdad se está interesado en el sector. Cuenta Maribel que un poncho es una especie de capote de lana que se lleva en algunos países latinoamericanos.

Tiene forma rectangular, generalmente con una abertura en el centro para pasarla por la cabeza. Sus colores y dibujos- continúa- varían de un país a otro. Tiene una forma parecida al capote de dos haldas que aparece citado en textos españoles del siglo XIV, prenda considerada primitiva puesto que no estaba cosida. En América -sigue Maribel Bandrés– reciben nombres diferentes según los países: jorongo, ruana y sarape, además de chamal y chiripa.

Los ponchos de Lebor Gabala (@leborgabala) están poblados de estampados étnicos que conjugan a la perfección con la calidad de las prendas, sello de la casa. Apetece envolverse en estas piezas con la llegada del frío. Son, además de cálidas, sugerentes. Los ponchos de la colección Etnias 20/21 tienen ese aire desenfadado propio de esta prenda, con estampados florales bicolores y flecos, en tejidos clave de la marca como el punto, cachemira, alpaca, seda o lana baby.


Lebor Gabala es una marca española a cuyo frente está la diseñadora Maite Muñoz. Tras muchos años en la industria textil, decidió volar con sus alas y aplicar toda su experiencia en su propio proyecto, donde el punto siempre ha llevado la voz cantante. En sus más de treinta años de recorrido, esta firma ha sabido adaptarse a los cambios estéticos de cada momento, pero siempre con prendas intemporales, alejadas de modas tendenciosas.

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